Cuando los camellos acabaron de beber, tomó el hombre un anillo de oro de medio siclo de peso y dos brazaletes de diez siclos de oro, se los puso en la mano,
Jeremías 2:32 - Biblia Castilian 2003 ¿Olvida una joven sus adornos, una novia su cinturón? Pues mi pueblo me ha olvidado innumerables d as. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días. Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Se olvida una joven de sus joyas, o una recién casada de su vestido de bodas? Sin embargo, año tras año, mi pueblo se ha olvidado de mí. Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Puede una joven olvidarse de sus adornos
o una novia de su cinturón?
Y, sin embargo, mi pueblo me ha olvidado,
hace ya mucho tiempo. La Biblia Textual 3a Edicion ¿Olvida acaso la doncella° su ornamento, O la novia su ajuar? Pues mi pueblo me ha olvidado un sinnúmero de días. Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Olvida una joven sus adornos, una novia su cinturón? Pues mi pueblo me ha olvidado innumerables días. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Se olvidará la virgen de sus adornos, o la desposada de sus atavíos? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días. |
Cuando los camellos acabaron de beber, tomó el hombre un anillo de oro de medio siclo de peso y dos brazaletes de diez siclos de oro, se los puso en la mano,
Tan pronto como vio el anillo y los brazaletes en las manos de su hermana y escuchó las palabras de Rebeca, su hermana, que dec a: 'As me habló el hombre' se acercó a él, que segu a de pie al lado de los camellos, junto a la fuente,
Luego el criado sacó objetos de plata y oro, y vestidos, y se lo dio todo a Rebeca. Entregó también ricos presentes a su hermano y a su madre.
¡Oh hijas de Israel, llorad por Saúl, que os vest a de deliciosa púrpura y con adornos de oro realzaba vuestros vestidos!
Yahveh se manifiesta, lleva a cabo el proceso, en las obras de sus manos cae preso el imp o. Higgayon. Selah
Porque olvidaste al Dios de tu salvación, no recordaste la roca de tu refugio. Por eso plantas plantaciones placenteras, amugronas mugrones extranjeros:
¿Ante quién temblabas y tem as cuando ment as? De m no te acordabas ni te lo tomabas a pecho. ¿No soy yo quien calla y disimula? Por eso a m no me tem as.
Con inmenso gozo me gozaré en Yahveh; exulta mi alma en mi Dios, pues me vistió con ropas de salvación, con manto de justicia me cubrió, como el novio se coloca la corona y como la novia se adorna con sus joyas.
Este pueblo malvado, que rehúsa escuchar mis palabras, que sigue la obstinación de su corazón y va tras otros dioses para servirlos y adorarlos, vendrá a ser como este cinturón, que no sirve para nada.
Ésta es tu suerte, la parte que te asigno - oráculo de Yahveh -, porque me has olvidado y has confiado en la mentira.
Pues a m me olvidó mi pueblo, incensaron a la nada. Los han hecho tropezar en sus caminos, en los antiguos senderos, para que anduvieran por veredas, por caminos no pisados;
¿cambió de dioses alguna nación, y eso que ni siquiera son dioses? Pues mi pueblo cambió su gloria por lo que de nada sirve.
¡Qué bien te las arreglas para buscar amor! Por eso hasta lo peor de los males has dirigido tus pasos.
que piensan hacer olvidar mi nombre a mi pueblo, con los sue os que unos a otros se cuentan, como olvidaron sus padres mi nombre por Baal?
¡Escuchad! En las colinas se oye el llanto y plegarias de los hijos de Israel, porque erraron su camino, olvidaron a Yahveh, su Dios.
En ti se acepta soborno para derramar sangre; exiges interés y usura; explotas a tus prójimos con violencia, y a m me olvidas' - oráculo del Se or Yahveh.'
Israel olvidó a su Hacedor y construyó palacios; Judá multiplicó las ciudades fortificadas. Enviaré fuego a sus ciudades y devorará sus palacios.
Yesurún engorda y cocea. Te pusiste gordo, macizo, cebado. Rechazó al Dios que lo hizo, despreció a la Roca, su salvación.
Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo de parte de Dios, preparada como esposa ataviada para su esposo.
Los israelitas, pues, no se acordaron de Yahveh, su Dios, que los hab a salvado de todos sus enemigos que lo cercaban.