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Jeremías 2:19 - Biblia Castilian 2003

Tu propia maldad te castiga, tus apostas as te escarmientan. Reconoce y advierte que es malo y amargo el haber dejado a Yahveh, tu Dios, y que en ti no se halle mi temor - oráculo del Se or Yahveh Sebaot -.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Tu perversidad traerá su propio castigo. El haberte alejado de mí te avergonzará. Verás qué malo y amargo es abandonar al Señor tu Dios y no temerle. ¡Yo, el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Tus mismas faltas te castigan y tus infidelidades te condenan. Reconoce y comprueba cuán malo y amargo resulta abandonar a Yavé, tu Dios, y dejar de temerme a mí, palabra de Yavé Sabaot.

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Repréndate tu maldad! ¡Condénente tus apostasías! Considera y reconoce cuán malo y amargo Es haber abandonado a YHVH tu Dios, Y no tener temor de mí, Dice Adonay YHVH Sebaot.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Tu propia maldad te castiga, tus apostasías te escarmientan. Reconoce y advierte que es malo y amargo el haber dejado a Yahveh, tu Dios, y que en ti no se halle mi temor -oráculo del Señor Yahveh Sebaot-.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

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Lòt tradiksyon



Jeremías 2:19
40 Referans Kwoze  

Él le respondió: 'No soy yo el que trae calamidades a Israel, sino tú y la casa de tu padre, porque habéis abandonado los mandamientos de Yahveh, y os habéis ido tras de los baales.


Entonces el profeta Sema as se presentó ante Roboán y ante los jefes de Judá, que se hab an reunido en Jerusalén huyendo de Sosac, y les dijo: 'As habla Yahveh: 'Vosotros me habéis abandonado, y yo, a mi vez, os abandono en manos de Sosac''.


Pero Edom se liberó del poder de Judá hasta el d a de hoy. Por aquel entonces, también Libná se rebeló y se liberó de su poder, porque Jorán hab a abandonado a Yahveh, Dios de sus padres.


A estas palabras del profeta respondió el rey: '¿Te hemos nombrado acaso consejero del rey? Acaba ya, si no quieres que te mate'. Pero el profeta concluyó diciendo: 'Sé que Dios ha resuelto destruirte por haber hecho eso y por no escuchar mi consejo'.


Del director. Del siervo de Yahveh. De David.


Y los israelitas se despojaron de sus galas a partir del monte Horeb.


comerán del fruto de su conducta y se hartarán de sus propios consejos.


La rebeld a de los simples es su muerte y la indolencia de los necios su perdición.


El malvado se enreda en sus propias maldades y es capturado en el lazo de su culpa.


La expresión de sus rostros testimonia contra ellos; declaran su pecado como Sodoma, no lo esconden. ¡Ay de ellos, pues se labran su desgracia!


Pues ahora quiero deciros lo que voy a hacer a mi vi a: quitaré su seto para que sirva de pasto; desportillaré su tapia para que todos la pisen.


As dice Yahveh: '¿Dónde está el libelo de repudio de vuestra madre, por el cual yo la habr a repudiado, o quién de mis acreedores es aquel a quien yo os habr a vendido? Mirad: por vuestras culpas habéis sido vendidos y por vuestros pecados ha sido repudiada vuestra madre.


Pronunciaré mis sentencias contra ellos por toda su maldad, pues me abandonaron, incensaron a dioses extra os y adoraron las obras de sus manos.


Y si dices en tu corazón: '¿Por qué me suceden estas cosas?'. Por tu gran iniquidad te han levantado las faldas, han violentado tus tobillos.


¿No eres tú la culpable, por haber abandonado a Yahveh, tu Dios, cuando te conduc a por el camino?


Convert os, hijos rebeldes, curaré vuestras rebeld as. Aqu estamos: venimos a ti; pues tú, Yahveh, eres nuestro Dios.


Tu conducta y tus obras te causan estas cosas. Ésta es tu desgracia. ¡Qué amarga! ¡Cómo te llega al corazón!


¿No me temeréis? - oráculo de Yahveh -. ¿No temblaréis ante m, que puse la arena por frontera al mar, barrera eterna que no ha de pasar? Agitarse podrá, pero no le valdrá; bramarán sus olas, pero no la pasarán.


y en su corazón no dijeron: 'Temamos a Yahveh, nuestro Dios, que da la lluvia, la lluvia temprana y la lluvia tard a, a su tiempo; las semanas fijadas para la siega él nos las asegura'.


Por eso los va a herir el león de la selva, el lobo de la estepa los devorará. El leopardo acecha junto a sus ciudades, todo el que salga de ellas será despedazado, porque muchas son sus transgresiones, sus apostas as son muy graves.


¿Es a m a quien ofenden? - aráculo de Yahveh -. ¿No es más bien a s mismos, para su propia vergüenza?


Pues, ¿por qué este pueblo sigue apostatando? ¿Será Jerusalén una apostas a continua? Se aferran a la mentira, no quieren convertirse.


te han tra do estas cosas, por haber practicado la prostitución con las naciones y por haberte contaminado con sus dolos.


Los traté de acuerdo con su impureza y sus delitos, y les oculté mi rostro.'


Mi pueblo sigue apostatando de m; aunque invocan a lo alto, nadie los levanta.


Voy a aniquilarte, Israel. ¿Quién te ayudará?


Tendrá que expiar Samar a, porque fue rebelde a su Dios. A espada caerán, sus ni os serán estrellados, abiertas en canal las mujeres encintas.


Si como novilla indómita se ha hecho indómito Israel, ¿los pastoreará ahora Yahveh como a un cordero en libertad?


El orgullo de Israel testificará contra él: Israel y Efra n caerán por su iniquidad, y también con ellos caerá Judá.


No consideran en su corazón que yo tengo presente su maldad: sus acciones los asedian, las tengo delante de mi rostro.


No te alegres, Israel, no te goces como las naciones, pues te prostituiste abandonando a tu Dios, fuiste en busca del salario de prostitución por todas las eras de trigo.


Cambiaré en llanto vuestras fiestas, y todos vuestros cantos en lamento; pondré un saco en todas las cinturas, y en todas las cabezas tonsura; haré que haya duelo como por el hijo único, y su fin será como d a de amargura.


Todo esto, por la rebeld a de Jacob, por el pecado de la casa de Israel. ¿Cuál es la rebeld a de Jacob? ¿No es, acaso, Samar a? ¿Y cuál es el pecado de Judá? ¿No es, acaso, Jerusalén?


Pero ellos no quisieron atender, volvieron la espalda, se rebelaron, se taparon los o dos para no o r.


No hay temor de Dios ante sus ojos.


Pero vosotros me habéis abandonado y habéis rendido culto a dioses extra os; por eso no volveré a salvaros.