Sálvanos, pues, Se or y Dios nuestro, reúnenos de en medio de los pueblos, para que podamos alabar tu nombre santo y gozarnos en tus glorias.
Jeremías 17:14 - Biblia Castilian 2003 Sáname, Yahveh, y sanaré; sálvame y me salvaré, pues mi alabanza eres tú. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza. Biblia Nueva Traducción Viviente Oh Señor, si me sanas, seré verdaderamente sano; si me salvas, seré verdaderamente salvo. ¡Mis alabanzas son solo para ti! Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Devuélveme la salud, Yavé, y quedaré sano! ¡Sálvame y estaré a salvo! Pues mi esperanza eres tú. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Sáname, oh YHVH, y seré sano; Sálvame, y seré salvo, Porque Tú eres mi alabanza! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Sáname, Yahveh, y sanaré; sálvame y me salvaré, pues mi alabanza eres tú. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza. |
Sálvanos, pues, Se or y Dios nuestro, reúnenos de en medio de los pueblos, para que podamos alabar tu nombre santo y gozarnos en tus glorias.
Cercene el Se or todos los labios lisonjeros las lenguas contadoras de grandezas,
Él hace que su pueblo alce la frente, orgullo para todos sus amigos, los hijos de Israel, sus allegados. Aleluya.
Acógeme, Se or, pues estoy consumido, sáname tú, Se or, que mis huesos se estremecen:
Tú has dado duras horas a tu pueblo, tú nos has dado a beber vino de vértigo.
Embrutece el corazón de este pueblo, endurece sus o dos, ciega sus o dos, para que sus ojos no vean, ni oigan sus o dos, ni entienda su corazón y no se convierta y se cure'.
Pues te pongo frente a este pueblo como muro de bronce inquebrantable: te combatirán, pero no te podrán; pues contigo estoy yo para salvarte y librarte - oráculo de Yahveh -.
De verdad son mentira las colinas, y el tumulto en las monta as. De verdad, en Yahveh, nuestro Dios, está la salvación de Israel.
Pero voy a hacer cicatrizar tu herida y voy a curarte de tus llagas - oráculo de Yahveh -, porque te llamaron 'La Desechada', Sión, la que no tiene quien la cuide.
Oigo muy bien a Efra n lamentarse: 'Me has castigado y aguanté el castigo como novillo no domesticado. Conviérteme, que quiero convertirme, pues tú eres Yahveh, mi Dios.
Mirad que voy a traerles la salud y la curación: voy a sanarlos y a descubrirles la riqueza de la paz y de la seguridad.
Pero viendo el viento que hab a, tuvo miedo y, al comenzar a hundirse, lanzó un grito: '¡Se or, sálvame!'.
Se le acercaron y lo despertaron, diciendo: '¡Se or, sálvanos, que nos hundimos!'.
El esp ritu del Se or está sobre m, porque me ha ungido para anunciar la buena nueva a los pobres; me ha enviado a proclamar a los cautivos libertad y recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos,
A él dedicarás tu alabanza, él es tu Dios, que ha hecho por ti esas cosas grandes y terribles que han visto tus ojos.
Ved, pues, ahora que yo, yo soy, y que no hay otro dios a mi lado. Yo doy muerte y doy vida, yo hiero y yo curo, no hay quien libre de mi mano.