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Jeremías 15:7 - Biblia Castilian 2003

Los aventé con el bieldo en las puertas del pa s; lo dejé sin hijos, aniquilé a mi pueblo, porque de conducta no cambiaron.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Aunque los aventé con aventador hasta las puertas de la tierra, y dejé sin hijos a mi pueblo y lo desbaraté, no se volvieron de sus caminos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Te aventaré como el grano a las puertas de las ciudades y te quitaré tus hijos que tanto quieres. Destruiré a mi propio pueblo, porque rehusó cambiar sus malos caminos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Los he pasado por el harnero en las ciudades del país. He dejado sin hijos a mi pueblo para que desaparezca, porque no ha querido dejar el mal camino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Los aventaré con el aventador hasta las puertas de esta tierra,° Y los privaré de hijos. Destruiré a mi pueblo, Porque no se han vuelto de sus caminos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Los aventé con el bieldo en las puertas del país; lo dejé sin hijos, aniquilé a mi pueblo, porque de conducta no cambiaron.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y los aventaré con aventador hasta las puertas de la tierra; los dejaré sin hijos, destruiré a mi pueblo; pues no se vuelven de sus caminos.

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Lòt tradiksyon



Jeremías 15:7
21 Referans Kwoze  

No as son los imp os, sino como la paja que se lleva el viento.


Las aventarás, y el viento se las llevará, las dispersará el huracán; y tú te alegrarás en Yahveh, en el Santo de Israel te gloriarás.


Pero el pueblo no se volvió a quien lo her a, no buscaron a Yahveh Sebaot.


Y Yahveh cortó de Israel cabeza y cola, palma y junco en un solo d a.


Por eso, entrega sus hijos al hambre, y vuélcalos en manos de la espada. ¡Sean sus mujeres privadas de hijos y viudas! ¡Sean sus maridos muertos por la peste! ¡Sean sus jóvenes heridos por la espada en la batalla!


Yahveh, ¿no buscan tus ojos la verdad? Los has golpeado y no se han dolido; los has consumido, y no quisieron aprender la lección. Tienen la cara más dura que una piedra, no quieren convertirse.


Enviaré a Babel aventadores que la aventen y asolen su pa s, cuando acampen frente a ella en derredor aquel d a funesto.


Caerá el cadáver del hombre, como estiércol en pleno campo y como gavilla detrás del segador, sin que haya quien lo recoja''.


'Di a la casa de Israel: as dice el Se or Yahveh: mirad: voy a profanar mi santuario, orgullo de vuestra potencia, encanto de vuestros ojos, y anhelo de vuestras almas; y vuestros hijos y vuestras hijas, los que habéis dejado, caerán a espada'.


'En cuanto a ti, hijo de hombre, el d a en que yo les quite su baluarte, la alegr a de su gloria, el encanto de sus ojos, el anhelo de sus almas, a sus hijos y a sus hijas,


Haré que por vosotras transiten los hombres, mi pueblo Israel. Tomarán posesión de ti, serás su propiedad y no volverás ya a verte privada de hijos.'


No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas anunciaron: 'As dice Yahveh Sebaot: convert os de vuestros malos caminos y de vuestras males acciones'. Pero ellos no escucharon ni me hicieron caso - oráculo de Yahveh -.


Tiene el bieldo en la mano y limpiará su era; recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará en un fuego que no se apaga.'


Maldito el fruto de tu vientre y el de tu suelo, los partos de tus vacas y las cr as de tus ovejas.


Tus hijos y tus hijas serán entregados a un pueblo extra o: tus ojos lo verán y se consumirán por ellos todos los d as, sin que tus manos puedan hacer nada por ellos.


Engendrarás hijos e hijas, pero no serán para ti, porque irán al cautiverio.