¡Piedad, piedad de m, vosotros mis amigos, porque me ha herido la mano de Dios!
Jeremías 15:5 - Biblia Castilian 2003 ¿Quién, pues, se apiadará de ti, Jerusalén? ¿Quién te dará el pésame? ¿Quién se volverá a preguntar cómo estás? Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿Quién se entristecerá por tu causa, o quién vendrá a preguntar por tu paz? Biblia Nueva Traducción Viviente »¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén? ¿Quién llorará por ti? ¿Quién se tomará la molestia de preguntar cómo estás? Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén?
¿Quién te consolará?
¿Quién se detendrá para preguntar por tu salud? La Biblia Textual 3a Edicion Oh Jerusalem, ¿quién tendrá piedad de ti? ¿Quién te compadecerá? ¿Quién se desviará para preguntar acerca de ti? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿Quién, pues, se apiadará de ti, Jerusalén? ¿Quién te dará el pésame? ¿Quién se volverá a preguntar cómo estás? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque ¿quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén? ¿O quién lamentará por ti? ¿O quién se apartara para preguntar por tu paz? |
¡Piedad, piedad de m, vosotros mis amigos, porque me ha herido la mano de Dios!
Tú conoces mi oprobio, mi vejación y mis afrentas, todos mis perseguidores están ante tu vista.
Salió Moisés al encuentro de su suegro, se postró, le besó, y después de los saludos, entraron en la tienda.
Estas dos cosas te ocurrieron: -¿quién te lamenta? - devastación y destrucción, hambre y espada -¿quién te consuela? -.
y voy a estrellarlos unos contra otros, a los padres junto con los hijos - oráculo de Yahveh -. No me apiadaré ni me afligiré ni me compadeceré de aniquilarlos'.
Además Yahveh me dijo as: 'No entres en casa de duelo, no vayas a lamentarte ni a darles el pésame, porque he retirado mi paz de este pueblo - oráculo de Yahveh -, la piedad y la clemencia,
Después de esto - oráculo de Yahveh -, entregaré a Sedec as, rey de Judá, a sus servidores y a la gente que en esta ciudad haya sobrevivido a la peste, a la espada y al hambre, en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en mano de sus enemigos y en mano de quienes atentan contra su vida. Él los pasará a filo de espada, sin compadecerse de ellos, sin apiadarse, sin tener misericordia'.
Sión tiende sus manos: Pe no tiene quien la consuele. Yahveh mandó contra Jacob a los opresores del contorno. Jerusalén se ha convertido en inmundicia para ellos.
Por eso quien te vea huirá de ti, diciendo: '¡N nive ha sido destruida! ¿Quién le tendrá compasión? ¿Dónde poder hallar quien la consuele?'.
Dirigiéronse allá, llegaron a la casa del joven levita, a la casa de Micá, y le dieron el saludo de paz.
David dejó las cosas que tra a al cuidado del encargado de los bagajes y se fue corriendo hacia las filas; y en cuanto llegó, preguntó a sus hermanos cómo se encontraban.
y despachó a diez jóvenes, a quienes dijo: 'Subid hasta Carmelo, llegaos a Nabal y saludadlo en mi nombre,