Ordené asimismo a los levitas que se purificasen y viniesen a vigilar las puertas para santificar el d a del sábado. ¡También por esto, oh Dios m o, acuérdate de m, y ten piedad de m según tu gran misericordia!
Jeremías 15:15 - Biblia Castilian 2003 Tú lo sabes, Yahveh: acuérdate de m y cu dame, véngame de mis perseguidores. No me dejes perecer a causa de tu paciencia, sabe que por ti soporto ultrajes. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Tú lo sabes, oh Jehová; acuérdate de mí, y visítame, y véngame de mis enemigos. No me reproches en la prolongación de tu enojo; sabes que por amor de ti sufro afrenta. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego dije: —Señor, tú sabes lo que me sucede. Por favor, ayúdame. ¡Castiga a mis perseguidores! Por favor, dame más tiempo; no dejes que muera joven. Es por tu causa que sufro. Biblia Católica (Latinoamericana) Yavé, acuérdate de mí y defiéndeme y véngame de mis perseguidores. No detengas más tu ira. Piensa que por tu causa soporto tantas humillaciones. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Oh YHVH, Tú lo sabes todo! Acuérdate de mí, y visítame, Y hazme justicia de mis perseguidores; No me arrebates a causa de tu gran paciencia,° Sabes que por ti soporto afrentas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tú lo sabes, Yahveh: acuérdate de mí y cuídame, véngame de mis perseguidores. No me dejes perecer a causa de tu paciencia, sabe que por ti soporto ultrajes. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Tú lo sabes, oh Jehová; acuérdate de mí, y visítame, y véngame de mis enemigos. No me tomes en la prolongación de tu enojo: sabes que por amor a ti sufro afrenta. |
Ordené asimismo a los levitas que se purificasen y viniesen a vigilar las puertas para santificar el d a del sábado. ¡También por esto, oh Dios m o, acuérdate de m, y ten piedad de m según tu gran misericordia!
Y lo mismo hice para las ofrendas de le a a plazos fijos y para las primicias. ¡Acuérdate de m, oh Dios m o, para mi bien!
¡Acuérdate para mi bien, oh Dios m o, de todo lo que hice por este pueblo!
¡Acuérdate, Dios m o, de Tob as y de Sanbalat por lo que han hecho, y también de la profetisa Noad a y de los demás profetas que trataron de asustarme!
¿Cuánto montan los d as de tu siervo? ¿Cuándo harás tu juicio a mi opresor?
Si exploras mi interior, si me visitas en la noche, o si quieres probarme en el crisol, nada habrás de encontrar: la iniquidad no pasa por mi boca.
Oye, Se or, mi súplica, escucha mis pesares, no te mantengas sordo ante mis lágrimas. Yo soy un extranjero junto a ti, un peregrino, como todos mis antepasados.
'¡Oh Yahveh! Acuérdate de que yo he andado en tu presencia con fidelidad e integridad de corazón, haciendo lo que es recto a tus ojos'. Y Ezequ as rompió en un gran llanto.
Yahveh, tú me conoces, me ves, sabes que mi corazón está contigo. Sepáralos como ovejas para el matadero, conságralos para el d a de la matanza.
¡Ay de m, madre m a, que me engendraste para ser hombre de discusión y de discordia para todo el mundo! Ni presté ni me prestaron, pero todos me maldicen.
Pues te pongo frente a este pueblo como muro de bronce inquebrantable: te combatirán, pero no te podrán; pues contigo estoy yo para salvarte y librarte - oráculo de Yahveh -.
Yo no insist en ser pastor a tu servicio, ni el d a fatal lo deseé. Tú lo sabes: lo que salió de mis labios delante de tu presencia está.
Yahveh, tú bien conoces todo su plan contra m para matarme. No perdones su iniquidad, no borres de tu presencia su pecado. ¡Sean derribados ante ti! Al tiempo de tu ira actúa contra ellos.
Pero Yahveh está conmigo como guerrero potente, por eso mis perseguidores tropezarán y nada podrán; están totalmente avergonzados porque nada consiguen: ignominia eterna que no podrá olvidarse.
Yahveh Sebaot, juez justo, que sondeas el corazón y las entra as, vea yo tu venganza contra ellos, pues a ti encomiendo mi causa.
Siempre que hablo, tengo que gritar: ¡violencia y opresión! Esto es lo que proclamo. La palabra de Yahveh me resulta oprobio y escarnio todo el d a.
Seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que se mantenga firme hasta el final, éste se salvará.
Y todo aquel que por mi nombre haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o campos, recibirá mucho más y heredará vida eterna.
No os toméis la justicia por vuestra propia mano, queridos m os, sino dad lugar a la ira [divina]. Porque escrito está: A m me corresponde la venganza; yo daré el pago merecido, dice el Se or.
¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo: tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Sabiendo, pues, lo que es el temor del Se or, intentamos persuadir a los hombres, pues para Dios estamos al descubierto y espero estarlo también para vuestras conciencias.
Alejandro, el herrero, me ha perjudicado mucho: el Se or le dará lo merecido por sus obras.
Regoc jate por ella, cielo; y también los santos y los apóstoles y los profetas. Porque Dios ejecutó la sentencia que reclamábais contra ella''.
Y clamaron con gran voz, diciendo: '¿Hasta cuándo, oh Soberano, santo y veraz, estarás sin juzgar a los que moran sobre la tierra y sin vengar nuestra sangre?'.
Sansón invocó a Yahveh y exclamó: '¡Se or m o, Yahveh, acuérdate de m y dame fuerzas sólo por esta vez, oh Dios, para que yo pueda de una vez vengarme de los filisteos por lo de mis ojos!'.