Jeremías 10:15 - Biblia Castilian 2003 son cosa vana, obra rid cula; al tiempo de su castigo perecerán. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Vanidad son, obra vana; al tiempo de su castigo perecerán. Biblia Nueva Traducción Viviente Los ídolos son inútiles; ¡son mentiras ridículas! En el día del juicio, todos serán destruidos. Biblia Católica (Latinoamericana) Son tonterías, obras ridículas, que serán juzgadas y desaparecerán. La Biblia Textual 3a Edicion Obras vanas y ridículas,° Que perecerán en el tiempo de su visitación. Biblia Serafín de Ausejo 1975 son cosa vana, obra ridícula; al tiempo de su castigo perecerán. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Vanidad son, obra irrisoria; en el tiempo de su visitación perecerán. |
Mirad: vosotros sois menos que nada; vuestras obras, absoluta nulidad. Es abominable quien os elige.
Mirad: son nada todos ellos, son nulidad sus obras, viento y vac o sus estatuas.
As diréis acerca de ellos: 'Los dioses que no han hecho el cielo y la tierra desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo''.
¿Hay entre los dolos de las naciones quien haga llover, o pueden los cielos dar lluvias? ¿Acaso no eres tú, Yahveh? ¡Dios nuestro, en ti esperamos, pues eres tú quien hace todas estas cosas!
Pues a m me olvidó mi pueblo, incensaron a la nada. Los han hecho tropezar en sus caminos, en los antiguos senderos, para que anduvieran por veredas, por caminos no pisados;
Prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto, quemará o se llevará cautivos a sus dioses; y espulgará el pa s de Egipto como el pastor espulga su vestido. Luego saldrá de all tranquilamente.
Anunciadlo en las naciones, pregonadlo, levantad una se al, publicadlo, no lo ocultéis. Decid: 'Ha sido tomada Babilonia, Bel está avergonzado, desmayó Marduc, sus estatuas están avergonzadas, sus dolos aterrados'.
Deber an avergonzarse de sus abominaciones. Pero no sólo no se avergüenzan, sino que ni siquiera saben lo que es ruborizarse. Por eso caerán entre los que caigan, el d a en que yo los visite se desplomarán - dice Yahveh -.
¡Mira! ¡Oye! Gritos de socorro de la hija de mi pueblo, por todo el pa s a la redonda: ¿no está Yahveh en Sión, no está en ella su rey? ¿Por qué me han irritado con sus estatuas, con los dolos del extranjero?
Llegan los d as del castigo, llegan los d as de la venganza. ¡Que lo sepa la gente de Israel! ¡Es un loco el profeta, desvar a este inspirado! Por la magnitud de tus iniquidades, por tu gran hostilidad en contra de él.
Cuando en m desfallec a mi alma, me acordé de Yahveh y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo.
Aquel d a sucederá - oráculo de Yahveh Sebaot - que exterminaré del pa s los nombres de los dolos y ya no se les mencionará nunca más. Quitaré también del pa s los profetas y el esp ritu de impureza.
diciendo a gritos: '¿Qué hacéis, hombres? También nosotros somos hombres, sujetos a las mismas miserias que vosotros, y os traemos la buena noticia de que debéis convertiros de estas vanidades al Dios vivo que hizo el cielo y la tierra y el mar y todo cuanto hay en ellos.
Provocaron mis celos con lo que no es Dios, me irritaron con sus dolos vanos. Mas yo provocaré sus celos con lo que ni siquiera es pueblo, los irritaré con una nación vana.
No os apartéis, porque ello ser a perseguir cosas vanas que no pueden ayudaros ni salvaros, pues no son nada.
Al d a siguiente, de ma ana, cuando se levantaron, vieron que Dagón estaba de nuevo ca do por tierra, boca abajo, delante del arca de Yahveh, y que la cabeza y palmas de las manos de Dagón estaban cortadas junto al umbral. Sólo le quedaba el tronco.