Pues el Se or Yahveh me ayuda para soportar ultrajes, por eso pongo mi rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado.
Jeremías 1:18 - Biblia Castilian 2003 Pues mira que hoy te convierto en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce contra todo este pa s: contra los reyes de Judá y sus jefes, contra sus sacerdotes y el pueblo de esta tierra. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. Biblia Nueva Traducción Viviente Mira, hoy te he hecho fuerte, como ciudad fortificada que no se puede conquistar, como columna de hierro o pared de bronce. Te enfrentarás a toda esta tierra: a los reyes, a los funcionarios, a los sacerdotes y al pueblo de Judá. Biblia Católica (Latinoamericana) Este día hago de ti una fortaleza, un pilar de hierro y una muralla de bronce frente a la nación entera: frente a los reyes de Judá y a sus ministros, frente a los sacerdotes y a los propietarios. La Biblia Textual 3a Edicion Porque he aquí, Yo mismo te pongo hoy como ciudad fortificada, como columna de hierro y como muro de bronce contra toda la tierra, contra los reyes de Judá, contra sus príncipes, contra sus sacerdotes, y contra el pueblo de la tierra.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pues mira que hoy te convierto en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce contra todo este país: contra los reyes de Judá y sus jefes, contra sus sacerdotes y el pueblo de esta tierra. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, y como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda la tierra, contra los reyes de Judá, contra sus príncipes, contra sus sacerdotes, y contra el pueblo de la tierra. |
Pues el Se or Yahveh me ayuda para soportar ultrajes, por eso pongo mi rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado.
As pues, c ete la cintura, levántate y diles todo lo que te mando. No tengas miedo ante ellos, no sea que yo te haga temerlos.
Te combatirán, pero no podrán contigo, porque contigo estoy yo - oráculo de Yahveh - para salvarte.
¡Ay de m, madre m a, que me engendraste para ser hombre de discusión y de discordia para todo el mundo! Ni presté ni me prestaron, pero todos me maldicen.
Pues te pongo frente a este pueblo como muro de bronce inquebrantable: te combatirán, pero no te podrán; pues contigo estoy yo para salvarte y librarte - oráculo de Yahveh -.
Pero Yahveh está conmigo como guerrero potente, por eso mis perseguidores tropezarán y nada podrán; están totalmente avergonzados porque nada consiguen: ignominia eterna que no podrá olvidarse.
esto dice Yahveh, Dios de Israel: mirad que yo haré caer las armas de combate que hay en vuestras manos, con las cuales peleáis contra el rey de Babilonia y contra los caldeos que os están asediando desde fuera de la muralla, y las reuniré en medio de esta ciudad.
Sin embargo, la mano de Ajicán, hijo de Safán, veló por Jerem as, para que no fuera entregado en manos del pueblo y le dieran muerte.
Y tú no te librarás de su mano, sino que ciertamente serás apresado y entregado a él: tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia; su boca hablará con tu boca, y tú irás a Babilonia''.
as dice Yahveh, Dios de Israel: de este modo hablaréis al rey de Judá, que os ha enviado a m para consultarme: mirad: el ejército del Faraón que ha salido en vuestra ayuda se volverá a su pa s de Egipto;
Pero si no te pasas a los jefes del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en mano de los caldeos, que la incendiarán, y tú no escaparás de su mano'.
'As dice Yahveh: quien se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de peste. Quien se pase a los caldeos, vivirá; tendrá su vida por bot n, pues seguirá viviendo.
Ahora, pues, fijaos bien: moriréis a espada, de hambre o de peste en el lugar adonde queréis ir a residir.
Te he puesto en mi pueblo como examinador, para que conozcas y observes su conducta.
Y lo llevó a presentárselo a Jesús. Jesús, fijando en él su mirada, le dijo: 'Tú eres Simón, el hijo de Juan; pues tú te llamarás Cefas, que significa Pedro'.
Al que venza, lo haré columna en el santuario de mi Dios, y no saldrá ya fuera jamás; grabaré en él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, de la nueva Jerusalén, la que baja del cielo, de junto a mi Dios, y mi nombre nuevo'.