¿Quién es el temeroso del Se or? Él le ense a el camino que tiene que elegir.
Hechos 9:6 - Biblia Castilian 2003 Pero levántate, entra en la ciudad y te dirán lo que has de hacer'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer. Biblia Católica (Latinoamericana) Ahora levántate y entra en la ciudad. Allí se te dirá lo que tienes que hacer. La Biblia Textual 3a Edicion Pero levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que tienes que hacer. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero levántate, entra en la ciudad y te dirán lo que has de hacer'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. |
¿Quién es el temeroso del Se or? Él le ense a el camino que tiene que elegir.
he visto sus caminos. Pero voy a sanarlo y a guiarlo; voy a consolarlo. Y para sus afligidos
Pues todas estas cosas las hizo mi mano, todas ellas son m as - dice Yahveh -. Pero en éste me fijo: en el humilde y contrito, el que tiembla a mi palabra.
La mano de Yahveh se posó all sobre m y me dijo: 'Levántate, sal a la llanura y all te hablaré'.
Lo he o do y se estremecen mis entra as, ante esa noticia tiemblan mis labios, la caries penetra en mis huesos, vacilan mis pasos al andar. Esperaré tranquilo el d a de angustia que ha de venir sobre el pueblo invasor.
Ellos dijeron: 'El centurión Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, muy bien considerado por todo el pueblo de los jud os, recibió de un ángel santo la orden de conducirte a su casa y de escuchar tus palabras'.
env a, pues, a Jope y haz llamar a Simón, de sobrenombre Pedro. Se hospeda en casa de un tal Simón, curtidor, junto al mar'.
Se hospeda en casa de un tal Simón, curtidor, cuya casa está al borde del mar'.
Al o r esto, se dolieron de corazón y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: '¿Qué tendr amos que hacer, hermanos?'.
Dije, pues: '¿Qué debo hacer, Se or?'. Y el Se or me dijo: 'Levántate y ve a Damasco, y all se te dirá todo lo que está determinado que debes hacer'.
Pero levántate y ponte en pie; porque para esto me he aparecido a ti, para constituirte en servidor y testigo de lo que acabas de ver y de lo que aún te mostraré.
Él dijo: '¿Quién eres, Se or?'. Y él: 'Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Luego Isa as se atreve a decir: Me dejé encontrar por los que no me buscaban, me manifesté a quienes no preguntaban por m.
No reconocen que la justicia viene de Dios y procuran establecer la suya propia, de modo que no se han sometido a esa justicia de Dios.
La ley intervino para que se multiplicaran las faltas; pero, donde se multiplicó el pecado, mucho más sobreabundó la gracia,
Hubo un tiempo en que yo viv a sin ley; pero, en llegando el mandamiento, revivió el pecado,
As, pues, amados m os, ya que siempre habéis sido obedientes no solo cuando estaba entre vosotros, sino mucho más ahora, que estoy ausente, trabajad con temor y temblor en vuestra propia salvación.
Pero él da una gracia mayor. Por eso dice: Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
Invitarás a Jesé al sacrificio, y yo te daré a conocer lo que has de hacer: ungirás para m a aquel que yo te diga'.
Cuando Saúl vio el campamento de los filisteos, le acometió un gran temor y su corazón fue presa de gran pánico.