Llegado el tiempo de ofrecer la oblación, se acercó el profeta El as y exclamó: '¡Yahveh, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel! Que se reconozca hoy que tú eres el Dios de Israel y yo tu siervo, y que por orden tuya he realizado todas estas cosas.
Hechos 3:1 - Biblia Castilian 2003 En cierta ocasión, Pedro y Juan sub an al templo para la oración de la hora nona Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Biblia Nueva Traducción Viviente Cierta tarde, Pedro y Juan fueron al templo para participar en el servicio de oración de las tres de la tarde. Biblia Católica (Latinoamericana) Un día, cuando Pedro y Juan subían al Templo para la oración de las tres de la tarde, La Biblia Textual 3a Edicion Cierto día° Pedro y Juan subían° al templo a la hora de la oración, la novena.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 En cierta ocasión, Pedro y Juan subían al templo para la oración de la hora nona Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, que era la hora de la oración. |
Llegado el tiempo de ofrecer la oblación, se acercó el profeta El as y exclamó: '¡Yahveh, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel! Que se reconozca hoy que tú eres el Dios de Israel y yo tu siervo, y que por orden tuya he realizado todas estas cosas.
todav a estaba yo diciendo mi oración, cuando Gabriel, el hombre que yo hab a contemplado en visión al principio, se acercó a mi volando, a la hora de la ofrenda de la tarde.
Ofrecerás uno de los corderos por la ma ana, y ofrecerás el otro por la tarde, entre dos luces;
Seis d as después, toma Jesús a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva con él a un monte alto y apartado.
Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia.
Desde la hora sexta hasta la hora nona toda aquella tierra quedó sumida en tinieblas.
Y mientras ofrec a el incienso, todo el concurso del pueblo estaba orando fuera.
'Dos hombres subieron al templo para orar: el uno era fariseo y el otro publicano.
Envió a Pedro y a Juan, diciendo: 'Id a prepararnos la cena de la Pascya'.
Dice entonces a Pedro el disc pulo aquel a quien amaba Jesús: '¡Es el Se or!'. Al o r Simón Pedro: '¡Es el Se or!', se puso la túnica, pues estaba desnudo, y se echó al agua.
Este hombre vio claramente en una visión cómo, alrededor de la hora nona del d a, un ángel de Dios entraba en su casa y le dec a: 'Cornelio'.
D jole Cornelio: 'Hace cuatro d as a esta misma hora me encontraba haciendo la oración de nona en mi casa, cuando un hombre, con radiantes vestidos, se puso delante de m
Acud an diariamente al templo con perseverancia y animados por un mismo esp ritu, part an el pan por las casas y tomaban juntos el alimento con alegr a y sencillez de corazón;
Éste, pues, viendo a Pedro y a Juan a punto de entrar en el templo, les pidió limosna.
Viendo la entereza de Pedro y de Juan, y habiendo comprobado que eran hombres iletrados y del vulgo, se maravillaban. Reconoc an que eran compa eros de Jesús.
Llegó entonces uno anunciándoles: 'Los hombres que metisteis en la cárcel andan sueltos por el templo, ense ando al pueblo'.
Enterados los apóstoles en Jerusalén de que hab a recibido Samar a la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan,
y reconociendo la gracia que se me hab a dado, Santiago y Cefas y Juan, los considerados como columnas, nos dieron la mano en se al de comunión a m y a Bernabé, para que nosotros fuéramos a los gentiles, y ellos a los circuncisos.