Enrojecerá la blanquecina, palidecerá el ardoroso cuando reine Yahveh Sebaot en el monte Sión y en Jerusalén y esté ante sus ancianos la gloria.
Hechos 26:13 - Biblia Castilian 2003 a medio d a, por el camino, vi, oh rey, que me rodeaba, a m y a los que conmigo iban, una luz proveniente del cielo que superaba el resplandor del sol. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Biblia Nueva Traducción Viviente Cerca del mediodía, su majestad, mientras iba de camino, una luz del cielo, más intensa que el sol, brilló sobre mí y mis compañeros. Biblia Católica (Latinoamericana) En el camino, oh rey, a eso del mediodía, vi una luz que venía del cielo, más resplandeciente que el sol, que nos deslumbró a mí y a los que me acompañaban. La Biblia Textual 3a Edicion cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi que una luz del cielo, superior al resplandor del sol, resplandeció alrededor de mí y de los que viajaban° conmigo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 a medio día, por el camino, vi, oh rey, que me rodeaba, a mí y a los que conmigo iban, una luz proveniente del cielo que superaba el resplandor del sol. Biblia Reina Valera Gómez (2023) al mediodía, oh rey, yendo en el camino vi una luz del cielo, que sobrepasaba el resplandor del sol, iluminando en derredor de mí y de los que iban conmigo. |
Enrojecerá la blanquecina, palidecerá el ardoroso cuando reine Yahveh Sebaot en el monte Sión y en Jerusalén y esté ante sus ancianos la gloria.
Y será la luz de la blanquecina como la luz del ardoroso. Y la luz del ardoroso será siete veces mayor, como la luz de siete d as, el d a en que vende Yahveh la fractura de su pueblo y cure la llaga de su herida.
Y all se transfiguró delante de ellos: su rostro resplandeció como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
Pero me sucedió que, mientras iba de camino y me acercaba a Damasco, a eso del mediod a, súbitamente me rodeó una gran luz del cielo.
Los que estaban conmigo ve an la luz, pero no entend an la voz del que me hablaba.
Ca mos a tierra todos, y o una voz que me dec a en dialecto hebreo: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Duro es para ti dar coces contra el aguijón'.
Sucedió que, mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, de repente lo envolvió una luz del cielo;
Ten a en su mano derecha siete estrellas, de su boca sal a una espada aguda de dos filos y su semblante era como el sol cuando brilla en su esplendor.
La ciudad no necesita del sol ni de la luna para que la iluminen, porque la ilumina la gloria de Dios y su lámpara es el Cordero.