Hab a en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte 'Itálica',
Hechos 21:8 - Biblia Castilian 2003 Salimos al d a siguiente y llegamos a Cesarea; entramos en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, y nos quedamos con él. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. Biblia Nueva Traducción Viviente Al día siguiente, continuamos hasta Cesarea y nos quedamos en la casa de Felipe el evangelista, uno de los siete hombres que habían sido elegidos para distribuir los alimentos. Biblia Católica (Latinoamericana) Al día siguiente nos dirigimos a Cesarea. Entramos en casa de Felipe, el evangelista, que era uno de los siete, y nos hospedamos allí;' La Biblia Textual 3a Edicion Al día siguiente salimos y fuimos° a Cesarea, y entrando en la casa de Felipe,° el evangelista, el cual era uno de los siete, posamos con él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Salimos al día siguiente y llegamos a Cesarea; entramos en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, y nos quedamos con él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y al día siguiente, partiendo Pablo y los que con él estábamos, vinimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. |
Hab a en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte 'Itálica',
En cuanto vio la visión, tratamos de salir para Macedonia, convencidos de que Dios nos hab a llamado a evangelizarlos.
cuando el sábado salimos extramuros, junto a un r o, donde pensábamos que estar a el lugar destinado a la oración, nos sentamos y empezamos a hablar a las mujeres que se hab an reunido.
Aconteció que, yendo nosotros al lugar de oración, nos salió al encuentro una muchacha que ten a esp ritu adivinino y proporcionaba a sus amos pingües ganancias con sus adivinaciones.
Llegó a Cesarea y, después de subir y saludar a la iglesia, bajó a Antioqu a.
Nosotros nos adelantamos en barco y navegamos hacia Aso, con intención de recoger all a Pablo, que hab a decidido hacer el viaje por tierra.
Nosotros, pasadas las fiestas de los ázimos, embarcamos en Filipos y sólo cinco d as después los alcanzamos en Tróade, donde nos detuvimos siete d as.
Vinieron también con nosotros algunos disc pulos de Cesarea que nos presentaron a un tal Mnasón, de Chipre, antiguo disc pulo, en cuya casa nos hospedar amos.
Luego llamó a dos de los centuriones y les dijo: 'Tened preparados para la hora tercera de la noche doscientos soldados y setenta de a caballo, más doscientos lanceros, dispuestos a partir para Cesarea.
Cuando se decidió que nos embarcáramos para Italia, pusieron a Pablo y a otros cuantos presos bajo la custodia de un centurión, por nombre Julio, de la cohorte Augusta.
Pasados tres meses, nos hicimos a la mar en una nave alejandrina con la insignia de los Dióscoros, que hab a invernado en la isla.
Cuando entramos en Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa particular, con el soldado que lo custodiaba.
Le pareció bien a toda la asamblea la proposición y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Esp ritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioqu a.
Enterados de esto los hermanos, lo trasladaron a Cesarea y lo enviaron a Tarso.
Él dio a unos el ser apóstoles; a otros profetas; a otros evangelistas; a otros pastores y maestros,
Pero tú conserva en todo la serenidad, soporta las contrariedades, cumple la tarea de evangelista, lleva a cabo tu servicio.