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Hebreos 11:4 - Biblia Castilian 2003

Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio superior al de Ca n: sacrificio que lo acreditó como justo. Fue el mismo Dios quien lo acreditó aceptando sus ofrendas. Y por esta misma fe sigue hablando aún después de muerto.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Fue por la fe que Abel presentó a Dios una ofrenda más aceptable que la que presentó Caín. La ofrenda de Abel demostró que era un hombre justo, y Dios aprobó sus ofrendas. Aunque Abel murió hace mucho tiempo, todavía nos habla por su ejemplo de fe.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Por la fe de Abel, su sacrificio fue mejor que el de su hermano Caín. Por eso fue considerado justo, como Dios lo dio a entender aprobando sus ofrendas. Y aun después de muerto, por su fe sigue clamando.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Por fe Abel presentó a Dios una ofrenda mejor que Caín, por medio de la cual recibió aprobación de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas, y habiendo muerto, aún habla por medio de ella.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio superior al de Caín: sacrificio que lo acreditó como justo. Fue el mismo Dios quien lo acreditó aceptando sus ofrendas. Y por esta misma fe sigue hablando aún después de muerto.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Por fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella.

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Lòt tradiksyon



Hebreos 11:4
21 Referans Kwoze  

Yahveh le dijo: '¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a m desde la tierra.


Le respondió Yahveh: 'No será as; pues si alguno mata a Ca n, Ca n será vengado siete veces'. Yahveh puso una se al sobre Ca n para que nadie que se encontrara con él lo matara.


Adán conoció de nuevo a su mujer, que dio a luz un hijo, al que puso por nombre Set, diciendo: 'Dios me ha concedido otro descendiente en lugar de Abel, a quien mató Ca n'.


Dijo Ca n a Abel, su hermano: 'Vamos al campo'. Y cuando estuvieron en el campo, Ca n se lanzó sobre Abel, su hermano, y lo mató.


Cayó entonces fuego de Yahveh que consumió el holocausto juntamente con la le a, las piedras y la tierra, y aun secó el agua de la zanja.


Ellos te ense arán y te hablarán con palabras salidas del corazón.


Yahveh abomina el sacrificio de los malos; pero se complace en la plegaria de los justos.


El sacrificio de los malvados es abominable, y más si se ofrece con mala intención.


Un fuego salió de delante de Yahveh, que devoró el holocausto y las grasas de encima del altar. Al verlo, todo el pueblo lanzó gritos de júbilo y se postraron rostro en tierra.


para que as caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacar as, hijo de Baraqu as, a quien matasteis entre el santuario y el altar.


desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacar as, asesinado entre el altar y el santuario. S, os digo que se le pedirá cuenta a esta generación.


Profesan conocer a Dios, pero con sus obras lo niegan: son seres abominables, rebeldes e incapaces de nada bueno.


Gracias a ella se acreditaron los antiguos.


As, pues, también nosotros, rodeados de tan gran nube de testigos, arrojemos todo lastre y el pecado que nos acosa y corramos con constancia la carrera que se nos presenta,


a Jesús, mediador de una nueva alianza, y a la sangre rociada, que habla más elocuentemente que la de Abel.


Porque todo sumo sacerdote es tomado de entre los hombres y está puesto para representar a los hombres en las relaciones con Dios en lo concerniente a ofrecer dones y sacrificios por los pecados.


Según la ley, casi todas las cosas se purifican con sangre, y sin efusión de sangre no hay perdón.


pues este justo, que viv a entre ellos, d a tras d a se aflig a en su alma justa por las obras malas que ve a y o a.


¡Ay de ellos! Porque se fueron por el camino de Ca n, por un salario se sumergieron en el extrav o de Balaán y perecieron en la rebelión de Coré.