Jacob llamó a sus hijos, y les dijo: 'Reun os, y os anunciaré lo que sucederá en los tiempos venideros.
Hebreos 1:2 - Biblia Castilian 2003 En estos últimos d as nos ha hablado por medio del Hijo, al que nombró heredero de todas las cosas, y por medio del cual creó también los mundos y los tiempos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; Biblia Nueva Traducción Viviente Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo. Biblia Católica (Latinoamericana) hasta que en estos días, que son los últimos, nos habló a nosotros por medio del Hijo, a quien hizo destinatario de todo, ya que por él dispuso las edades del mundo. La Biblia Textual 3a Edicion en estos postreros días nos habló por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por el cual también hizo el universo; Biblia Serafín de Ausejo 1975 En estos últimos días nos ha hablado por medio del Hijo, al que nombró heredero de todas las cosas, y por medio del cual creó también los mundos y los tiempos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) en estos postreros días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todo, por quien asimismo hizo el universo; |
Jacob llamó a sus hijos, y les dijo: 'Reun os, y os anunciaré lo que sucederá en los tiempos venideros.
Sucederá al fin de los d as que la monta a del templo de Yahveh estará asentada en la cumbre de los montes y se elevará por encima de los collados. Afluirán a ella todas las naciones,
As dice Yahveh, tu redentor, el que te formó desde el seno: yo soy Yahveh, que lo ha hecho todo; yo extiendo los cielos, yo solo, dilato la tierra, y ¿quién conmigo?,
Yo hice la tierra y al hombre en ella creé. Yo, mis manos extendieron los cielos y a todo su ejército mando.
As dice Yahveh, creador de los cielos, el que es Dios, formador de la tierra y su hacedor, el que la fundó; no la creó para el caos, para ser habitada la formó: 'Yo, Yahveh, y nadie más.
La ira furibunda de Yahveh no cede hasta que realice y ejecute los planes de su corazón. Al fin de los d as lo comprenderéis'.
Pero también cambiaré la suerte de Moab al fin de los d as' - oráculo de Yahveh -. Hasta aqu el juicio de Moab.
Avanzarás contra mi pueblo Israel como un nublado que cubre la tierra. Será en los últimos d as. Te traeré contra mi pa s, para que me conozcan las naciones cuando muestre mi santidad ante sus ojos por medio de ti, Gog'.
He venido para darte a conocer lo que le sucederá a tu pueblo al final de los tiempos, porque se trata aún de una visión para aquellos d as'.
pero hay un Dios en el cielo que revela los misterios, y él ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los d as. Tu sue o y las visiones de tu mente, las que tuviste mientras estabas en el lecho, son las siguientes:
Después se convertirán los hijos de Israel, buscarán a Yahveh, su Dios, y a David, su rey, y acudirán temerosos a Yahveh y a sus bienes, al fin de los tiempos.
Sucederá al final de los tiempos que el monte del templo de Yahveh estará asentado en la cumbre de los montes y se elevará sobre las colinas. Afluirán a él pueblos,
Ahora, pues, que me voy a mi casa, ven y te anunciaré lo que este pueblo ha de hacer al tuyo en d as venideros'.
el enemigo que la siembra es el diablo; la siega es el final de los tiempos; los segadores son los ángeles.
Todav a estaba él hablando cuando una nube luminosa los envolvió y de la nube salió una voz que dec a: 'Éste es mi Hijo amado, en quien me he complacido; escuchadle'.
Pero los vi adores, cuando vieron al hijo, se dijeron entre s: 'Éste es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su heredad'.
Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: 'Te conjuro por el Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios'.
Y acercándose Jesús a ellos, les habló as: 'Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra.
mientras de los cielos salió una voz que dec a: 'Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco'.
Todav a le quedaba alguien: un hijo muy querido. Lo envió, pues, a ellos en último lugar, pensando: 'A mi hijo lo respetarán'.
Pero aquellos vi adores se dijeron unos a otros: 'Éste es el heredero. Vamos a matarlo y la heredad será nuestra'.
Ella estaba en el mundo, y aunque el mundo fue hecho por medio de ella, el mundo no la conoció.
Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros. Nosotros vimos su gloria, gloria como de Hijo único que viene del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Todo llegó a ser por medio de ella; y sin ella nada se hizo de cuanto fue hecho.
sabiendo Jesús que el Padre lo hab a puesto todo en sus manos, y que de Dios hab a venido y a Dios volv a,
Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en s mismo, y lo glorificará sin tardanza.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe qué hace su se or; os he llamado amigos, porque todo lo que he o do de mi Padre os lo he dado a conocer.
Todo lo que tiene el Padre es m o; por eso os he dicho: aquél recibe de lo m o y os lo explicará.'
ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que él diera vida eterna a todos los que tú le has dado.
Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que ninguno de los que creen en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Se originó entonces una discusión entre los disc pulos de Juan y un jud o acerca de la purificación.
Porque del mismo modo que el Padre posee vida por s mismo, as también concedió al Hijo el poseerla por s mismo.
Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero éste no sabemos de dónde es'.
Éste es el mensaje que ha enviado a los hijos de Israel anunciando el evangelio de paz por medio de Jesucristo. Él es Se or de todos.
Y sucederá en los últimos d as - dice Dios - que derramaré mi esp ritu sobre toda carne. Profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos so arán sue os.
constituido Hijo de Dios con poder, según el esp ritu santificador, a partir de su resurrección de entre los muertos -, Jesucristo nuestro Se or;
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos de Cristo, puesto que padecemos con él y as también con él seremos glorificados.
sino un lenguaje de sabidur a misteriosa de Dios, la que estaba oculta y que Dios destinó desde el principio para nuestra gloria;
para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para quien somos nosotros, y un solo Se or, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por quien somos nosotros también.
Pero cuando vino la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley,
referente a la econom a de la plenitud de los tiempos: recapitular todas las cosas en Cristo, las que están en el cielo y las que están en la tierra.
y de mostrar a plena luz [frente a todos] cómo se realiza el misterio oculto desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas,
Yahveh, tu Dios, te suscitará de en medio de ti, de entre tus hermanos, un profeta como yo; a él escucharéis.
Pues sé que después de mi muerte os echaréis a perder totalmente y os desviaréis del camino que os he prescrito y que en tiempos venideros os alcanzará la desventura, por haber obrado el mal a los ojos de Yahveh y haberle irritado con las obras de vuestras manos'.
En tu angustia, cuando todas estas cosas te sobrevengan en los tiempos venideros, te volverás a Yahveh, tu Dios, y escucharás su voz.
Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Hijo m o eres tú, hoy te he engendrado yo? ¿O también: Yo seré su padre y él será mi hijo?
Y en cambio, respecto del Hijo: Tu trono, oh Dios, subsiste para siempre; y tu cetro real es un cetro justiciero.
Por la fe sabemos que los mundos y los tiempos fueron organizados por la palabra de Dios, de suerte que de lo invisible surgiera lo visible.
¿cómo podremos nosotros escapar, si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue inaugurada por la predicación del Se or. Los que la escucharon nos la confirmaron a nosotros
Cristo, por el contrario, en su calidad de Hijo, está al frente de su propia casa: casa que somos nosotros, con tal de que mantengamos [firme hasta el final] la confianza y la gozosa satisfacción de la esperanza.
Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, mantengamos firme nuestra profesión de fe.
En efecto, la ley instituye sacerdotes a hombres frágiles, mientras que la palabra de aquel juramento, posterior a la ley, instituye sacerdote al Hijo para siempre perfecto.
Aparece sin padre, sin madre, sin genealog a; no hay comienzo ni final de su existencia. En esto se parece al Hijo de Dios: permanece sacerdote para siempre.
pues, en tal caso, habr a tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. Pero, en realidad, ha sido ahora, al final de los tiempos, cuando se ha manifestado de una vez para siempre, a fin de abolir el pecado con su propio sacrificio.
reconocido desde antes de la creación del mundo y manifestado en estos últimos tiempos en atención a vosotros,
Ante todo, sabed que en los últimos d as vendrán hombres sarcásticos, que caminarán según sus propios deseos
Os dec an: 'En los últimos tiempos habrá escarnecedores que caminarán según sus imp os deseos'.