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Hageo 2:3 - Biblia Castilian 2003

¿Quiénes de entre vosotros han visto este templo en su esplendor primero? ¿Y cómo lo veis ahora? ¿No os parece que es como si no existiera?

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

“¿Alguno de ustedes recuerda esta casa —este templo— con su antiguo esplendor? ¿Cómo se compara este con el otro? ¡No se parecen en nada!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¿Vive todavía entre ustedes alguien que haya visto esta Casa con el esplendor que tenía? ¿Qué es lo que ven ahora? ¿No les parece una cosa insignificante?

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La Biblia Textual 3a Edicion

¿Quién queda entre vosotros que haya visto esta Casa en su primer esplendor? Y ¿cómo la veis ahora? ¿No son ella y la nada una misma cosa ante vuestros ojos?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

¿Quiénes de entre vosotros han visto este templo en su esplendor primero? ¿Y cómo lo veis ahora? ¿No os parece que es como si no existiera?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su primera gloria? ¿Y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?

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Lòt tradiksyon



Hageo 2:3
8 Referans Kwoze  

David se dec a: 'Mi hijo Salomón es joven e inexperto, y el templo que se ha de edificar a Yahveh ha de ser sobremanera grandioso, para que tenga renombre y gloria en todos los pa ses. Quiero, pues, hacerle los preparativos'. Y, en efecto, David hizo abundantes preparativos antes de su muerte.


Y cantaban alternativamente, alabando y ensalzando a Yahveh: 'Porque es bueno, porque es eterna su misericordia hacia Israel'. Y todo el pueblo prorrump a a grandes voces en alabanzas a Yahveh, porque se hab an echado ya los cimientos del templo de Yahveh.


Sin embargo, muchos sacerdotes, levitas y jefes de familia, ya ancianos, que hab an visto el primer templo, lloraban con grandes gemidos al ver con sus propios ojos echar los cimientos de este templo; pero otros muchos lanzaban clamores de alegr a.


Nuestra santa y espléndida casa, donde te alabaron nuestros padres, se ha vuelto pasto del fuego, y todas nuestras cosas más queridas en ruinas están.


De sus bellas alhajas hicieron alarde y fabricaron con ellas sus imágenes, sus dolos abominables; por eso se las convertiré en estiércol.


La gloria de este segundo templo será mayor que la del primero - dice Yahveh Sebaot -, y en este lugar daré la paz' - oráculo de Yahveh Sebaot -.