Él edificará una casa a mi nombre, y yo afirmaré el trono de su reino para siempre.
Génesis 49:10 - Biblia Castilian 2003 No se apartará de Judá el cetro, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que se le ofrezca el tributo y los pueblos le obedezcan. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos. Biblia Nueva Traducción Viviente El cetro no se apartará de Judá, ni la vara de mando de sus descendientes, hasta que venga aquel a quien le pertenece, aquel a quien todas las naciones honrarán. Biblia Católica (Latinoamericana) El cetro no será arrebatado de Judá ni el bastón de mando de entre sus piernas hasta que venga aquel a quien le pertenece y a quien obedecerán los pueblos. La Biblia Textual 3a Edicion No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que llegue Siloh,° Y sea suya la obediencia de los pueblos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 No se apartará de Judá el cetro, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que se le ofrezca el tributo y los pueblos le obedezcan. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Silo; y a él se congregarán los pueblos. |
Él edificará una casa a mi nombre, y yo afirmaré el trono de su reino para siempre.
Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante m, y tu trono quedará consolidado para siempre'.
Éste es el número de los guerreros destacados que, equipados para el combate, se acercaron a David, en Hebrón, para trasferirle el reino de Saúl, conforme a la palabra de Yahveh:
Todos estos hombres de guerra, ordenados en escuadrones, fueron a Hebrón con corazón sincero para proclamar a David rey sobre todo Israel. Y todo el resto de Israel estaba unánimemente de acuerdo en proclamar rey a David.
El Se or en su santuario ha prometido: 'Yo cantaré victoria, dividiré Siquén. distribuiré el valle de Sucot.
a fin de que se libren tus amados, que tu diestra socorra y nos responda.
M o es Galaad y m o Manasés, yelmo de mi cabeza es Efra n y Judá, la vara de mi mando;
Sucederá en aquel d a; la ra z de Jesé se erguirá como estandarte de los pueblos, la buscarán las naciones, y gloriosa será su morada.
Sucederá al fin de los d as que la monta a del templo de Yahveh estará asentada en la cumbre de los montes y se elevará por encima de los collados. Afluirán a ella todas las naciones,
Porque Yahveh es nuestro juez, Yahveh nuestro legislador, Yahveh nuestro rey, él nos salvará.
Mirad a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien se complace mi alma. Puse mi esp ritu sobre él; dictará equidad a las naciones.
Inclinad vuestro o do y venid a m, escuchadme y viviréis. Quiero sellar con vosotros una alianza eterna, las gracias permanentes de David.
¡Levántate, resplandece, que viene ya tu luz y la gloria de Yahveh se alza sobre ti!
Mirad a Yahveh, que proclama hasta el conf n de la tierra: 'Decid a la hija de Sión: mira que llega tu salvación; mira que viene con él su recompensa y le precede su paga.
Para aumento del principado y para una paz sin fin, sobre el trono de David se sentará y sobre su reino, para consolidarlo y apoyarlo en derecho y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Yahveh Sebaot lo hará.
Su caudillo será uno de ellos, de su seno saldrá su soberano; dejaré que se aproxime y a m se acercará, porque, ¿quién arriesgará su vida por acercarse a m ? - oráculo de Yahveh -.
tanto más cierto es que no rechazaré la descendencia de Jacob y de mi siervo David, ni dejaré de tomar de entre sus descendientes gobernantes para la estirpe de Abrahán, de Isaac y de Jacob, pues voy a cambiar su suerte y tendré compasión de ellos'.
Echó robustos vástagos para cetros soberanos, su estatura alcanzaba hasta las nubes, descollaba por su altura y su abundante ramaje.
Salió fuego de uno de sus vástagos que devoró sarmientos y frutos. No queda en ella vástago robusto, cetro que pueda reinar'.' Es una eleg a y se canta como eleg a.
En su mano derecha está el oráculo: '¡A Jerusalén!', para abrir la boca para la matanza, lanzar el grito de guerra, poner arietes contra las puertas, levantar un terraplén y construir un baluarte.
Una ruina, una ruina, una ruina haré de él como nunca la hubo hasta que venga quien tiene el derecho y a quien yo se lo daré.'
Advierte, pues, y entiende: desde que se dio la orden de reconstruir Jerusalén hasta el pr ncipe ungido habrá siete semanas, y en sesenta y dos semanas; plazas y fosos serán reconstruidos, aunque serán tiempos de angustia.
Pero tú, Belén, Efratá, aunque eres peque a entre los clanes de Judá, de ti me ha de salir el que ha de dominar en Israel. Sus or genes vienen de anta o, de tiempos lejanos.
Pondré en movimiento a todas las naciones, vendrán los tesoros de todas las naciones y llenaré de gloria este templo - dice Yahveh Sebaot -.
Cruzarán por el mar de la angustia, golpearán las olas del mar, el cauce del Nilo se secará. Será abatido el orgullo de Asiria, el cetro de Egipto tocará a su fin.
Pozo que cavaron jefes, que pr ncipes del pueblo excavaron con cetros, con sus báculos'. Y de Beer fueron a Mataná.
Lo veo, pero no para ahora; lo diviso, pero aún no está cerca: una estrella saldrá de Jacob, un cetro se alzará de Israel; herirá las dos sienes de Moab y el cráneo de todos los hijos de Set.
Dará a luz un hijo, a quien le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados'.
Todav a estaba él hablando cuando una nube luminosa los envolvió y de la nube salió una voz que dec a: 'Éste es mi Hijo amado, en quien me he complacido; escuchadle'.
La gente que iba delante y detrás, gritaba diciendo: '¡ Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Se or! ¡ Hosanna en las alturas!'.
Todas las naciones serán congregadas ante él: y separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
Pilato les contestó: 'Tomadlo vosotros y juzgadlo según vuestra ley'. Los jud os le dijeron: 'Es que nosotros no estamos autorizados a sentenciar a muerte a nadie'.
Desde entonces Pilato intentaba soltarlo. Pero los jud os continuaron gritando: 'Si sueltas a éste, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey se opone al César'.
Pero ellos gritaron: '¡Fuera, fuera! ¡Crucif calo!'. Pilato les pregunta: '¿Pero voy a crucificar a vuestro rey?'. Los pont fices respondieron: 'No tenemos más rey que al César'.
y le dijo: 'Ve a lavarte a la piscina de Siloé', que significa 'Enviado'. Fue, pues, y se lavó: y cuando volvió, ya pod a ver.
Y también dice Isa as: La ra z de Jesé se erguirá y el que surge para gobernar las naciones. ¡En Él pondrán las naciones su esperanza!
Todos nosotros tenemos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo merecido de todo lo que hizo mientras vivió en el cuerpo: bueno o malo.
y se esconderá de ellos para devorar en secreto, por no tener otra cosa, las secundinas que salgan de su seno y el hijo que acaba de dar a luz; tanta será la angustia y la miseria a que te reducirá tu enemigo dentro de tus ciudades.
Pues es bien patente que nuestro Se or ha salido de la tribu de Judá, a la cual nunca aludió Moisés al hablar de sacerdotes.
Tocó el séptimo ángel. Y hubo grandes voces en el cielo que dec an: 'El reino del mundo ha pasado a nuestro Se or y a su Cristo. Él reinará por los siglos de los siglos'.