Estos v veres serán una reserva para el pa s durante los siete a os de hambre que vendrán sobre la tierra de Egipto, y el pa s no será exterminado por el hambre'.
Génesis 41:37 - Biblia Castilian 2003 Pareció sensata la proposición a los ojos del Faraón y a los ojos de todos sus servidores. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 El asunto pareció bien a Faraón y a sus siervos, Biblia Nueva Traducción Viviente Las sugerencias de José fueron bien recibidas por el faraón y sus funcionarios. Biblia Católica (Latinoamericana) La propuesta de José agradó a Faraón y a sus servidores, y dijo Faraón a sus oficiales: La Biblia Textual 3a Edicion Pareció bien la propuesta a ojos de Faraón y a ojos de todos sus siervos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pareció sensata la proposición a los ojos del Faraón y a los ojos de todos sus servidores. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y la idea pareció bien a Faraón, y a sus siervos. |
Estos v veres serán una reserva para el pa s durante los siete a os de hambre que vendrán sobre la tierra de Egipto, y el pa s no será exterminado por el hambre'.
Y dijo el Faraón a sus servidores: '¿Podr amos acaso encontrar un hombre como éste, en quien esté el esp ritu de Dios?'.
Corrió la voz en la casa del Faraón: '¡Han llegado - se dec a - los hermanos de José!'. La noticia fue bien acogida por el Faraón y sus servidores.
Lo oyó todo el pueblo y le complació, pues cuanto hac a David les parec a bien a todos.
Y Ajab dijo a Nabot: 'Dame tu vi a para que me sirva de huerto de hortalizas, ya que está junto a mi palacio; y yo te daré en su lugar otra vi a mejor que ésta, o si lo prefieres, te pagaré en dinero su valor'.
hasta que vino el tiempo en que se cumplió el oráculo y el Se or acreditó sus palabras.
La lengua del justo es plata de ley; el corazón de los malvados, una miseria.
Manzanas de oro en bandeja de plata: as son las palabras dichas a tiempo.
y lo libró de todas sus tribulaciones, dándole gracia y sabidur a ante el Faraón rey de Egipto, que le nombró superintendente sobre Egipto y sobre toda su casa.
Cuando el sacerdote Pinjás, los pr ncipes de la comunidad y los jefes de los clanes de Israel que con él estaban oyeron las palabras que pronunciaron los rubenitas, los gaditas y los manasitas les pareció bien.