vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas y tomaron para s por mujeres de entre todas ellas las que bien quisieron.
Génesis 39:7 - Biblia Castilian 2003 Después de esto sucedió que la esposa de su amo puso sus ojos en José y le dijo: 'Acuéstate conmigo'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Biblia Nueva Traducción Viviente y la esposa de Potifar pronto comenzó a mirarlo con deseos sexuales. —Ven y acuéstate conmigo —le ordenó ella. Biblia Católica (Latinoamericana) José era muy varonil y de buena presencia. Algún tiempo después, la esposa de su amo puso sus ojos en él, y le dijo: 'Acuéstate conmigo. La Biblia Textual 3a Edicion Después de estas cosas, aconteció que la mujer de su señor puso sus ojos en José, y le dijo: ¡Acuéstate conmigo! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Después de esto sucedió que la esposa de su amo puso sus ojos en José y le dijo: 'Acuéstate conmigo'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció después de esto, que la esposa de su señor puso sus ojos en José, y dijo: Acuéstate conmigo. |
vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas y tomaron para s por mujeres de entre todas ellas las que bien quisieron.
Cuando se las presentó para que comiera, Amnón la retuvo y le dijo: 'Ven, y acuéstate conmigo, hermana m a'.
Te librarás de la mujer ajena, de la extranjera que endulza sus palabras,
porque la meretriz se contenta con un trozo de pan, pero la casada va a la caza de un hombre de val a.
Por eso quedaron bloqueados los chubascos y no hubo lluvia en primavera. Pero tú tienes cara de ramera, no quieres avergonzarte.
En la cabecera de cada camino construiste tu prost bulo, hiciste repugnante tu belleza, te entregaste a todo transeúnte, multiplicaste tus prostituciones.
Suced a contigo en tus prostituciones lo contrario que con las demás mujeres: a ti nadie te solicitaba a la fornicación, sino que eras tú la que pagaba, mientras nadie te pagaba a ti. Eres lo contrario de las otras.'
Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer con mal deseo, ya cometió adulterio en su corazón [con ella].
Tienen sus ojos cargados de pasión por la adúltera, son insaciables en el pecado, seducen a las almas débiles, tienen el corazón ejercitado en la avaricia, son hijos de maldición.
porque todo lo que hay en el mundo - los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la jactancia de la opulencia - no proviene del Padre, sino que procede del mundo.