y le dijo: 'Entra, bendito de Yahveh, ¿por qué estás fuera? Ya he preparado la casa, y hay lugar para los camellos'.
Génesis 37:11 - Biblia Castilian 2003 Sus hermanos le cobraron envidia, pero su padre rumiaba aquellas palabras. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, mientras los hermanos de José tenían celos de él, su padre estaba intrigado por el significado de los sueños. Biblia Católica (Latinoamericana) Sus hermanos se pusieron envidiosos con él, mientras que su padre conservaba esto en la memoria. La Biblia Textual 3a Edicion Y sus hermanos le tenían envidia,° pero su padre meditaba° en el asunto. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Sus hermanos le cobraron envidia, pero su padre rumiaba aquellas palabras. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre guardaba aquellas palabras. |
y le dijo: 'Entra, bendito de Yahveh, ¿por qué estás fuera? Ya he preparado la casa, y hay lugar para los camellos'.
Sus hermanos se hab an marchado a Siquén, a pastorear los reba os de su padre.
Se acordó entonces José de los sue os que hab a tenido sobre ellos y les dijo: 'Vosotros sois esp as; habéis venido a conocer los puntos indefensos del pa s'.
He visto que todo esfuerzo y todo triunfo en el trabajo provoca la envidia del hombre contra su prójimo. También eso es vanidad y atrapar viento.
Cesará la envidia de Efra n, y los opresores de Judá serán exterminados. Efra n no envidiará a Judá y Judá no oprimirá a Efra n.
Yahveh, tu mano está alzada, pero ellos no la ven. ¡Vean, avergonzados, tu celo por el pueblo; el fuego devore a tus enemigos!
Hasta aqu el relato. Yo, Daniel, quedé asustado de mis pensamientos, palidec y lo guardé todo en mi corazón.
Mar a, por su parte, reten a todas estas cosas repensándolas en su corazón.
Bajó con ellos y regresó a Nazaret; y viv a bajo su autoridad. Pero su madre reten a cuidadosamente todas estas cosas en su corazón.
Pero al ver los jud os la muchedumbre, se llenaron de envidia y contradec an con injurias las afirmaciones de Pablo.
Los patriarcas, envidiosos de José, lo vendieron a Egipto; pero Dios estaba con él
envidias, borracheras, org as y otras cosas semejantes, acerca de las cuales os prevengo, como ya lo hice antes, que los que las practican no heredarán el reino de Dios.
Porque hubo un tiempo en que también nosotros éramos insensatos, desobedec amos, nos extraviábamos, serv amos a deseos y placeres diversos, pasábamos nuestra vida entre malicia y envidia, odiados y odiándonos mutuamente.
¿O creéis que dice en vano la Escritura: 'A la envidia tiende el esp ritu que Dios puso en nosotros?'.
Se irritó Saúl sobremanera y le disgustaron profundamente tales palabras, pues dec a: 'A David le dan diez mil, a m sólo mil; ya sólo le falta el reino'.