atravesó Abrán la tierra hasta la localidad de Siquén, hasta la encina de Moré. En aquel entonces el pa s estaba habitado por los cananeos.
Génesis 35:4 - Biblia Castilian 2003 Entregaron a Jacob todos los dioses extranjeros que ten an en su poder y los pendientes de sus orejas y Jacob los enterró al pie de la encina que hay en Siquén. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Así dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina que estaba junto a Siquem. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces le entregaron a Jacob todos los ídolos paganos que conservaban y también los aretes, y él los enterró bajo el gran árbol que está cerca de Siquem. Biblia Católica (Latinoamericana) Entregaron a Jacob todos los dioses extraños que tenían consigo, así como los aros de las orejas, y Jacob los enterró bajo una encina que hay junto a Siquem;' La Biblia Textual 3a Edicion Le dieron, pues, a Jacob todos los dioses extraños que tenían en su mano, y los zarcillos° que tenían en sus orejas, y Jacob los enterró bajo la encina° que había junto a Siquem.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entregaron a Jacob todos los dioses extranjeros que tenían en su poder y los pendientes de sus orejas y Jacob los enterró al pie de la encina que hay en Siquén. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina, que estaba junto a Siquem. |
atravesó Abrán la tierra hasta la localidad de Siquén, hasta la encina de Moré. En aquel entonces el pa s estaba habitado por los cananeos.
Después partiremos y subiremos a Betel, y edificaré all un altar al Dios que me oyó el d a de mi aflicción y que ha estado conmigo en el camino por el que he andado'.
Levantaron después el campamento, y el terror divino invadió a las ciudades del contorno, de tal modo que no persiguieron a los hijos de Jacob.
Después tomó el becerro que hab an hecho, lo quemó y lo trituró hasta reducirlo a polvo, lo disolvió en agua y se lo hizo beber a los israelitas.
Aquel d a arrojará el hombre a los topos y a los murciélagos los dioses de plata y los dioses de oro que se hab a fabricado para adorarlos,
Tendrás por impuros tus dolos chapados de plata; tirarás como basura tus esculturas recubiertas de oro. ¡Fuera! - les dirás.
Pondré fin a toda su alegr a, a sus fiestas, sábados y novilunios, y todas sus solemnidades.
Quemaréis en el fuego las esculturas de sus dioses; no codiciarás la plata y el oro que las recubren, ni te lo apropiarás, no sea que por ello caigas en una trampa, pues es una abominación para Yahveh, tu Dios,
Por el contrario, as os comportaréis con ellas: demoleréis sus altares, romperéis sus estelas, talaréis sus bosques sagrados y prenderéis fuego a sus dolos.
Reuniéronse luego todos los principales de Siquén y todo Bet Miló y proclamaron rey a Abimélec junto a la encina de la estela que hay en Siquén.