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Génesis 27:24 - Biblia Castilian 2003

Después preguntó: '¿De verdad eres tú mi hijo Esaú?'. Respondió: 'S, lo soy'.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Y Jacob respondió: Yo soy.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—¿De verdad eres mi hijo Esaú? —preguntó. —Sí, lo soy —contestó Jacob.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Volvió a preguntarle: '¿Eres de verdad mi hijo Esaú?' Contestó Jacob: 'Sí, yo soy.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y preguntó: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Contestó: Lo soy.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Después preguntó: '¿De verdad eres tú mi hijo Esaú?'. Respondió: 'Sí, lo soy'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú? Y él respondió: Yo soy.

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Lòt tradiksyon



Génesis 27:24
16 Referans Kwoze  

Y no le reconoció, porque sus manos eran velludas como las manos de Esaú, su hermano, y lo bendijo.


Dijo Isaac: 'S rveme, y comeré de la caza de mi hijo, para que yo te bendiga'. Jacob se la sirvió, y él comió de ella; le trajo también vino, y él bebió.


El rey le preguntó: '¿Qué te pasa?'. A lo que ella respondió: 'Soy viuda; mi marido ya murió.


El profeta respondió: 'También yo soy profeta como tú, y un ángel me ha dicho por orden de Yahveh: 'Hazlo volver contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua''. Con estas palabras le enga ó.


Tu culpa te inspira las palabras, empleas el lenguaje de la astucia.


Los labios sinceros duran para siempre; la lengua mentirosa, sólo un instante.


Yahveh abomina los labios mentirosos y se complace en quienes practican la verdad.


aleja de m mentira y enga o, no me des pobreza ni riqueza, concédeme el pan de cada d a,


Éstas son las cosas que debéis hacer: dec os la verdad unos a otros y juzgad en vuestras puertas con juicio de paz;


Por lo cual, desechando la mentira, que cada uno hable a su prójimo con verdad, porque somos miembros los unos de los otros.


No os mintáis unos a otros, después de haberos despojado de la vieja condición humana con sus acciones


David reflexionó seriamente sobre estas palabras y empezó a sentir gran temor de Aqu s, rey de Gat.


Llegó David a Nob, ante el sacerdote Ajimélec, que salió atemorizado a su encuentro, y le preguntó: '¿Por qué vienes tú solo, sin que nadie te acompa e?'.


Preguntaba Aqu s: '¿Dónde habéis hecho hoy la incursión?'. Y respond a David: 'Hacia el Negueb de Judá, hacia el Negueb de los yerajmeelitas, hacia el Negueb de los quenitas'.