Fue Abrahán corriendo a la tienda donde estaba Sara, y le dijo: 'Date prisa. Toma tres medidas de flor de harina, amásalas y cuece unos panes'.
Génesis 24:67 - Biblia Castilian 2003 e Isaac introdujo a Rebeca en la tienda de Sara, su madre. Tomó a Rebeca, que pasó a ser su mujer. La amó, y as se consoló Isaac de la pérdida de su madre. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y la trajo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer, y la amó; y se consoló Isaac después de la muerte de su madre. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego Isaac la llevó a la carpa de Sara, su madre, y Rebeca fue su esposa. Él la amó profundamente, y ella fue para él un consuelo especial después de la muerte de su madre. Biblia Católica (Latinoamericana) Isaac llevó a Rebeca a la tienda que había sido de su madre Sara. La hizo suya y fue su esposa. La amó y así se consoló por la muerte de su madre. La Biblia Textual 3a Edicion E Isaac la introdujo en la tienda de su madre Sara y tomó a Rebeca por mujer, y la amó. E Isaac fue consolado después de lo de su madre. Biblia Serafín de Ausejo 1975 e Isaac introdujo a Rebeca en la tienda de Sara, su madre. Tomó a Rebeca, que pasó a ser su mujer. La amó, y así se consoló Isaac de la pérdida de su madre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y la introdujo Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por esposa; y la amó. Y se consoló Isaac después de la muerte de su madre. |
Fue Abrahán corriendo a la tienda donde estaba Sara, y le dijo: 'Date prisa. Toma tres medidas de flor de harina, amásalas y cuece unos panes'.
Ten a Isaac cuarenta a os cuando tomó por esposa a Rebeca, hija de Betuel, el arameo de Padán Aram, y hermana del arameo Labán.
Jacob estaba enamorado de Raquel, y dijo: 'Te serviré siete a os por Raquel, tu hija peque a'.
Vinieron todos sus hijos y todas sus hijas a consolarlo; pero él estaba inconsolable y dec a: 'En duelo bajaré al seol, al lado de mi hijo'. Y su padre le lloraba.
Pasó mucho tiempo, y murió la hija de Suá, mujer de Judá. Terminado el duelo, subió Judá a Timná, al esquileo de su reba o, junto con su amigo Jirá, de Adulán.
Yo de gu a, habr a de llevarte a la casa de la madre y tú me ense ar as. Te dar a a beber vino aromático y jugo de granadas.
No queremos, hermanos, que ignoréis la suerte de los que ya murieron, para que no estéis tristes como están los demás, que no tienen esperanza.
Os decimos esto como palabra del Se or: nosotros, los que vivimos, los supervivientes hasta la parus a del Se or, no les llevaremos la delantera a los que ya murieron.