Génesis 21:16 - Biblia Castilian 2003 y fue a sentarse enfrente a la distancia de un tiro de arco, porque dec a: 'No quiero ver morir al ni o'. Se sentó enfrente y lloró, a gritos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces se alejó y se sentó sola a unos cien metros de distancia. Se echó a llorar y dijo: «No quiero ver morir al muchacho». Biblia Católica (Latinoamericana) y fue a sentarse a la distancia de un tiro de arco, pues pensó: 'Al menos no veré morir a mi hijo.
Como se alejara para sentarse, el niño se puso a llorar a gritos. La Biblia Textual 3a Edicion Luego fue y se sentó enfrente, a distancia como de un tiro de arco, pues se dijo: Así no veré cuando el muchacho muera. Se sentó enfrente y alzó su voz y lloró.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 y fue a sentarse enfrente a la distancia de un tiro de arco, porque decía: 'No quiero ver morir al niño'. Se sentó enfrente y lloró, a gritos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y se fue y se sentó enfrente, alejándose como a un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho morirá: y se sentó enfrente, y alzó su voz y lloró. |
Dijo Esaú a su padre: '¿No tienes más que una bendición, padre m o? Bend ceme también a m, padre m o'.
Pues, ¿cómo voy a subir yo a mi padre si el chico no va conmigo? No, no quiero ver la aflicción que caerá sobre mi padre'.
Ella le respondió: '¡Por vida de Yahveh, tu Dios, que no tengo pan cocido, sino únicamente un pu ado de harina en la orza, y un poco de aceite en la alcuza! Precisamente estoy recogiendo dos astillas de le a, para ir luego a prepararlo para m y para mi hijo; lo comeremos, y, después, esperaremos la muerte'.
Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, dirigiéndose al rey, porque se le hab an conmovido las entra as por su hijo, le dijo: '¡Por favor, se or m o! Entregadle a ésta el ni o vivo, pero no lo matéis'. Por el contrario, la otra dec a: 'No será para m, ni para ti; que lo partan'.
Porque, ¿cómo podré yo contemplar la desgracia que va a caer sobre mi pueblo? ¿Cómo podré yo ver el exterminio de mi raza?'.
¿Olvida una mujer a su ni o, una madre al hijo de sus entra as? Pues aunque ellas lo olvidaran, yo no me olvidar a de ti.
Hija de mi pueblo, c ete de saco, revuélcate en el polvo; haz duelo como por hijo único, una lamentación amargu sima, pues de improviso vendrá el devastador contra nosotros.
Cambiaré en llanto vuestras fiestas, y todos vuestros cantos en lamento; pondré un saco en todas las cinturas, y en todas las cabezas tonsura; haré que haya duelo como por el hijo único, y su fin será como d a de amargura.
'Pero sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén derramaré un esp ritu de gracia y de oración, y mirarán a aquel a quien ellos mismos traspasaron. Harán duelo por él como se hace duelo por el hijo único y llorarán amargamente por él como se llora amargamente por el primogénito.
Partió, pues, y volvió a la casa de su padre. Todav a estaba lejos, cuando su padre lo vio venir y, hondamente conmovido, corrió a abrazarse a su cuello y lo besó repetidamente.
Cuando el ángel de Yahveh acabó de proferir estas palabras a todos los israelitas, levantó el pueblo la voz y rompió en llanto.
Que Yahveh os conceda encontrar un lugar de descanso cada una en casa de un nuevo marido'. Y las besó. Entonces ellas rompieron a llorar
Que Yahveh sea juez y sentencie entre tú y yo. Que él examine y defienda mi causa, y que me haga justicia librándome de tu mano'.
David y los que le acompa aban alzaron la voz y lloraron hasta más no poder.