Dijo entonces Jacob: 'Es muy de d a aún; no es tiempo todav a de recoger el ganado. Abrevad el reba o e id a apacentarlo'.
Gálatas 6:9 - Biblia Castilian 2003 No nos cansemos de hacer el bien, que a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos. Biblia Católica (Latinoamericana) Así, pues, hagamos el bien sin desanimarnos, que a su debido tiempo cosecharemos si somos constantes. La Biblia Textual 3a Edicion No nos cansemos pues de hacer el bien, que a su tiempo cosecharemos, si no desfallecemos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 No nos cansemos de hacer el bien, que a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No nos cansemos, pues, de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. |
Dijo entonces Jacob: 'Es muy de d a aún; no es tiempo todav a de recoger el ganado. Abrevad el reba o e id a apacentarlo'.
El malvado obtiene falsas ganancias, quien siembra justicia tiene paga segura.
A pesar de que has dicho: '¡Ay de m ! pues Yahveh a ade pena a mi dolor; estoy agotado de tanto gemir y no encuentro reposo',
os mandaré la lluvia a su tiempo, la tierra rendirá sus productos y los árboles del campo darán su fruto.
Aquel d a se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión! ¡No desfallezcan tus manos!
Dec s incluso: '¡Qué fastidio!', y me despreciáis - dice Yahveh Sebaot -. Cuando traéis animales robados o cojos y enfermos, y presentáis esa oblación ¿la aceptaré de vuestras manos con agrado? - dice Yahveh -.
Seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que se mantenga firme hasta el final, éste se salvará.
Luego les propuso una parábola sobre la necesidad que ten an de orar siempre y de no cansarse nunca.
a quienes, siendo constantes en el bien obrar, buscan gloria y honra e inmortalidad, les dará vida eterna;
De manera que, amados hermanos m os, manteneos firmes, inconmovibles, progresando constantemente en la obra del Se or y sabiendo que vuestro trabajo en el Se or no cae en el vac o.
Por lo tanto, investidos por la misericordia [de Dios] de este ministerio, no perdemos el ánimo.
Y, por eso, no perdemos el ánimo sino todo lo contrario. Pues aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando d a tras d a.
Tened esto presente: a siembra mezquina, cosecha mezquina; a siembra abundante, cosecha abundante.
As que os ruego que no perdáis el ánimo a causa de mis tribulaciones por vosotros; que éstas son vuestra gloria.
daré a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, la de oto o y la de primavera, y cosecharás tu trigo, tu mosto y tu aceite;
Fijaos bien en él, que soportó tama a oposición por parte de los pecadores, para que no os canséis ni perdáis ánimos.
y habéis olvidado la exhortación que se os dirige como a hijos: Hijo m o, no desprecies la corrección del Se or ni te desanimes porque te reprenda.
Porque hemos sido asociados a Cristo, a condición de que mantengamos firme hasta el final la confianza del principio.
Cristo, por el contrario, en su calidad de Hijo, está al frente de su propia casa: casa que somos nosotros, con tal de que mantengamos [firme hasta el final] la confianza y la gozosa satisfacción de la esperanza.
Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta la parus a del Se or. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando pacientemente hasta recibir lluvias tempranas y tard as.
Porque ésta es la voluntad de Dios: que, obrando el bien, amordacéis la ignorancia de los hombres insensatos.
Pues mejor es padecer por hacer el bien, si as lo quiere la voluntad de Dios, que padecer por hacer el mal.
As, pues, que también los que sufren según la voluntad de Dios se pongan en manos del Creador fiel y practiquen el bien.
Quien tenga o dos, oiga lo que dice el Esp ritu a las Iglesias. Al que venza, le daré el maná escondido y una piedrecita blanca sobre la que habrá escrito un nombre que nadie conoce sino el que lo recibe'.
Quien tenga o dos, oiga lo que el Esp ritu dice a las iglesias. Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida que está en el para so de Dios'.