Joab le advirtió: 'Si los arameos me dominan, vienes en mi auxilio; y si los amonitas te dominan a ti, acudiré yo en tu ayuda.
Gálatas 6:2 - Biblia Castilian 2003 Ayudaos los unos a llevar las cargas de los otros, y as cumpliréis la ley de Cristo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. Biblia Nueva Traducción Viviente Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo. Biblia Católica (Latinoamericana) Lleven las cargas unos de otros, y así cumplirán la ley de Cristo. La Biblia Textual 3a Edicion Sobrellevad los unos las cargas° de los otros, y cumpliréis° así la ley del Mesías. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ayudaos los unos a llevar las cargas de los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. |
Joab le advirtió: 'Si los arameos me dominan, vienes en mi auxilio; y si los amonitas te dominan a ti, acudiré yo en tu ayuda.
Si ves el asno de quien te odia ca do bajo la carga, guárdate de abandonarlo; a una con su due o acudirás en su ayuda.
¿No es éste el ayuno que elijo: desatar ataduras inicuas, soltar coyundas de yugo, enviar libres a los oprimidos y romper todo yugo?
para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isa as cuando dijo: Él mismo tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades.
Pero él contestó: '¡Ay también de vosotros, doctores de la ley, que echáis sobre los hombres cargas casi imposibles de soportar, pero vosotros no las tocáis ni siquiera con uno de vuestros dedos!
'Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que as os améis los unos a los otros como yo os he amado.
'Éste es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado.
Es un deber para nosotros, los que somos fuertes, sobrellevar la flaqueza de los que no lo son, y no buscar lo que nos agrada.
Porque la ley del Esp ritu, dador de la vida en Cristo Jesús, me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte.
Con los que están sin la ley, me he hecho como el que está sin la ley - yo que no estoy sin la ley de Dios, sino que estoy con la ley de Cristo -, para ganar a los que están sin la ley.
¿Cómo puedo llevar yo solo el peso de vosotros, vuestra carga y vuestros litigios?
Os exhortamos, hermanos, a que reprendáis a los inquietos, animéis a los t midos, sostengáis a los débiles y seáis comprensivos para con todos.
Pero quien fija su atención en la ley perfecta, la de la libertad, y es constante, no como oyente olvidadizo, sino para ponerla por obra, será dichoso al practicarla.
Hablad y actuad como quienes han de ser juzgados por una ley de libertad.
Hacéis muy bien si cumpl s la ley regia según la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo y los subió al madero, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia. Por sus cardenales habéis sido curados.
Más les habr a valido no haber conocido el camino de la justicia que, después de haberlo conocido, volverse atrás del santo precepto que les fue entregado.
Recordad las palabras predichas por los santos profetas y el precepto del Se or y Salvador transmitido por vuestros apóstoles.
Y este mandamiento tenemos de él: que quien ama a Dios, ame también a su hermano.