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Gálatas 4:14 - Biblia Castilian 2003

y que ante esta debilidad corporal m a, que era para vosotros una prueba, no hicisteis gestos de desprecio ni escupisteis en el suelo, sino que me acogisteis como a un enviado de Dios, como a Cristo Jesús.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Aunque mi condición los tentaba a no aceptarme, ustedes no me despreciaron ni me rechazaron. Todo lo contrario, me recibieron y me cuidaron como si yo fuera un ángel de Dios o incluso el mismo Cristo Jesús.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Aunque mis pruebas eran una prueba para ustedes, no me despreciaron ni me rechazaron, sino que me acogieron como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y lo que para vosotros era una prueba° en mi carne, no lo menospreciasteis ni lo escupisteis; al contrario, me acogisteis como a un enviado de Dios, como a Jesús el Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

y que ante esta debilidad corporal mía, que era para vosotros una prueba, no hicisteis gestos de desprecio ni escupisteis en el suelo, sino que me acogisteis como a un enviado de Dios, como a Cristo Jesús.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y no desechasteis ni menospreciasteis mi prueba que estaba en mi carne, antes me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

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Lòt tradiksyon



Gálatas 4:14
23 Referans Kwoze  

Y además se dijo tu sierva: 'S rvame de alivio la palabra del rey, mi se or; pues es como el ángel de Yahveh para o r lo bueno y lo malo'. ¡Que Yahveh, tu Dios, sea contigo!'.


Respondió él: '¡Oh rey mi se or! Mi criado me enga ó, pues tu siervo le hab a dicho: 'Aparéjame el asno, montaré sobre él para ir con el rey, pues tu siervo es cojo'.


¡Mal haya la desgracia! - piensa el dichoso -. ¡La zancadilla para quien tropiece!


Poca cosa soy yo y despreciable, mas no olvido tus decretos.


Y digo yo: mas vale la sabidur a que la fuerza pero la sabidur a del pobre se ve despreciada, y sus palabras no son escuchadas.


Aquel d a protegerá Yahveh a los habitantes de Jerusalén: el más débil de entre ellos será aquel d a como David; y la casa de David será como Dios, como un ángel de Yahveh ante ellos.


Los labios del sacerdote deben guardar la instrucción, y en su boca se busca la ense anza, porque él es el mensajero de Yahveh Sebaot.


Quien os recibe a vosotros, a m me recibe; y quien a m me recibe, recibe a aquel que me envió.


Y quien acoge en mi nombre a un ni o como éste, es a m a quien acoge.


Y el rey les responderá: 'Os lo aseguro: todo lo que hicisteis con uno de estos hermanos más peque os, conmigo lo hicisteis'.


Quien a vosotros escucha, a m me escucha; y quien a vosotros desprecia, a m me desprecia. Pero quien me desprecia a m, desprecia a aquel que me ha enviado'.


De verdad os lo aseguro: el que reciba al que yo env e, a m me recibe; y el que a m me recibe, recibe al que me ha enviado'.


y lo plebeyo del mundo y lo despreciable, lo que no cuenta, Dios lo escogió para destruir lo que cuenta.


nosotros, insensatos por Cristo; vosotros, sensatos en Cristo: nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros estimados, nosotros despreciados.


Hacemos, pues, de embajadores en nombre de Cristo y es Dios el que por medio de nosotros os exhorta: 'En nombre de Cristo os lo pedimos: dejaos reconciliar con Dios'.


Todos, en efecto, sois hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús.


Ya no hay jud o ni griego; ya no hay esclavo ni libre; ya no hay varón ni mujer, pues todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.


Sabéis que la primera vez que os anuncié el Evangelio fue a consecuencia de una debilidad corporal


¿Dónde están, pues, aquellas expresiones vuestras de dicha? Doy testimonio de que, si hubiera sido posible, os habr ais arrancado los ojos para dármelos.


Por eso precisamente damos sin cesar gracias a Dios; porque cuando acogisteis la palabra de Dios que nosotros os anunciábamos, no la acogisteis como palabra humana, sino - como es en realidad - como palabra de Dios, que ejerce su acción en vosotros, los creyentes.


Por consiguiente, quien esto menosprecia, no menosprecia a un hombre, sino a Dios, que dispensa [también] su Esp ritu Santo entre vosotros.


No olvidéis la hospitalidad: por practicarla, algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.