Echó, pues, fuera al hombre, y apostó al oriente del jard n de Edén querubines y la llama de la vibrante espada para cerrar el paso al árbol de la vida.
Éxodo 25:18 - Biblia Castilian 2003 Pondrás en los dos extremos del propiciatorio dos querubines de oro, modelados a golpe de martillo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego forma dos querubines de oro labrado a martillo y colócalos en los dos extremos de la tapa de la expiación. Biblia Católica (Latinoamericana) Asimismo, harás dos querubines de oro macizo, y los pondrás en las extremidades de la cubierta. La Biblia Textual 3a Edicion Y en los dos extremos del propiciatorio harás dos querubines de oro, labrados a cincel los harás. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pondrás en los dos extremos del propiciatorio dos querubines de oro, modelados a golpe de martillo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Harás también dos querubines de oro, labrados a martillo los harás, en los dos extremos del propiciatorio. |
Echó, pues, fuera al hombre, y apostó al oriente del jard n de Edén querubines y la llama de la vibrante espada para cerrar el paso al árbol de la vida.
el oro puro para el altar del incienso según el peso correspondiente y, finalmente, el dise o de la carroza, con los querubines de oro que desplegaban las alas y cubr an el arca de la alianza de Yahveh.
Para el recinto del lugar sant simo hizo dos querubines, esculpidos, que fueron recubiertos de oro.
Harás también un propiciatorio de oro puro, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho.
Pondrás un querub n en un extremo y otro querub n en el otro, formando cuerpo con el propiciatorio en sus dos extremos.
Las corolas y los brazos formarán un solo cuerpo con el candelabro, todo ello de una pieza de oro puro, trabajada a martillo.
Y dijo al hombre vestido de lino: 'Métete entre las ruedas, por debajo de los querubines, llena el hueco de tus manos de carbones encendidos de entre los querubines y espárcelos por la ciudad'. Él se metió ante mis propios ojos.
Era el ser viviente que yo hab a visto debajo del Dios de Israel junto al r o Quebar; entonces supe que eran querubines.
Cuando entró aquel hombre, los querubines estaban parados a la derecha del templo, y la nube llenaba el atrio interior.
Encima del arca estaban los querubines de gloria, cubriendo con su sombra el propiciatorio. Pero no es el momento de entrar en detalles.
Despachó, pues, el ejército emisarios a Siló y trajeron de all el arca de la alianza de Yahveh Sebaot, que tiene su trono sobre los querubines. Acompa aban al arca de la alianza de Dios los dos hijos de El, Jofn y Pinjás.