No se hab an acostado todav a, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, cercaron la casa, jóvenes y viejos, todo el pueblo sin excepción.
Éxodo 23:2 - Biblia Castilian 2003 No te dejes arrastrar por la mayor a para hacer el mal, ni violentes la justicia en un proceso por seguir la opinión de la mayor a, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios; Biblia Nueva Traducción Viviente »No te dejes llevar por la mayoría en su maldad. Cuando te llamen a testificar en un pleito, no te dejes influir por la multitud para torcer la justicia. Biblia Católica (Latinoamericana) No sigas a la mayoría para obrar mal; no desviarás de la justicia para decir lo que todos dicen. La Biblia Textual 3a Edicion No seguirás a la mayoría para hacer mal, ni testificarás sobre contienda alguna, inclinándote a la mayoría para pervertir la justicia; Biblia Serafín de Ausejo 1975 No te dejes arrastrar por la mayoría para hacer el mal, ni violentes la justicia en un proceso por seguir la opinión de la mayoría, Biblia Reina Valera Gómez (2023) No seguirás a los muchos para hacer el mal; ni responderás en litigio inclinándote a los más para torcer el juicio; |
No se hab an acostado todav a, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, cercaron la casa, jóvenes y viejos, todo el pueblo sin excepción.
Miró Dios a la tierra, y vio que estaba corrompida, porque toda carne hab a corrompido su camino sobre la tierra.
Yahveh dijo a Noé: 'Entra en el arca tú y toda tu familia, pues he visto que eres justo delante de m en esta generación.
Él respondió: 'He sentido vivo celo por Yahveh, Dios Sebaot, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han demolido tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas. Sólo he quedado yo, y me buscan para quitarme la vida'.
como si temiera el rumor de la gente o me asustara el desprecio del pueblo y callara sin salir a la puerta.
No sigas la senda de los malvados, no recorras el camino de los perversos;
Los jefes se encolerizaron contra Jerem as, lo golpearon y lo metieron en la prisión de la casa de Jonatán, el secretario, convertida en cárcel.
El rey Sedec as ordenó entonces que se custodiase a Jerem as en el patio de la guardia y se le diera diariamente una hogaza de pan de la calle de los panaderos, mientras no se acabara todo el pan en la ciudad. As Jerem as quedó en el patio de la guardia.
'Rey, mi se or; esos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho al profeta Jerem as, arrojándole a la cisterna, donde morirá de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad'.
Me dijo: 'La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es grande, muy grande; el pa s está lleno de sangre y la ciudad llena de injusticia, porque dice: 'Yahveh ha abandonado el pa s, Yahveh no ve nada'.
No dictarás sentencias injustas en tus juicios ni por favorecer al débil ni por complacer al poderoso. Juzgarás a tu prójimo con justicia.
'¡Para vosotros, s ha llegado el momento de vivir en vuestras casas artesonadas, mientras este templo se halla en ruinas!'
Entonces Pilato, para complacer a la plebe, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de mandarlo azotar, para que lo crucificaran.
que no hab a dado su voto a lo decretado y ejecutado por los demás y esperaba el reino de Dios,
Pero cumplido un bienio, Porcio Festo sucedió a Félix y éste, deseando ganarse el favor los jud os, dejó a Pablo en la cárcel.
Pero Festo, queriendo congraciarse con los jud os, respondió a Pablo: '¿Quieres subir a Jerusalén para ser all juzgado de todas estas cosas delante de m ?'.
Los cuales, aun conociendo bien el veredicto de Dios, a saber, que los que practican tales cosas son reos de muerte, no sólo las hacen ellos mismos, sino que hasta aplauden a quienes las practican.
En el juicio no consideraréis las personas, sino que escucharéis lo mismo al peque o que al grande, no temeréis a nadie, porque el juicio es de Dios. La causa que os parezca demasiado dif cil, traédmela a m y yo la resolveré'.
No torcerás el juicio, no harás acepción de personas, ni admitirás regalos, porque los regalos ciegan los ojos de los sabios y falsean las palabras de los justos.
No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda el vestido de la viuda.
Pero si os parece mal servir a Yahveh, escoged a quién habéis de servir: a los dioses a los que sirvieron vuestros antepasados al otro lado del r o, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis. Yo y mi casa serviremos a Yahveh'.
Saúl dijo entonces a Samuel: 'He pecado, porque he transgredido el mandato de Yahveh y tus palabras; pero ha sido porque tuve miedo al pueblo y escuché su clamor.
Pero Saúl y el ejército dejaron con vida a Agag y lo más selecto del ganado mayor y menor, a los animales cebados, a los corderos y todo lo que ten a valor. No quisieron consagrarlo al anatema. Sólo dedicaron al anatema lo vil y despreciable.