Bajó Yahveh a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres,
Éxodo 19:18 - Biblia Castilian 2003 Todo el monte Sina humeaba, porque hab a descendido sobre él Yahveh en forma de fuego, y el humo sub a como la humareda de un horno. Toda la monta a retemblaba. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera. Biblia Nueva Traducción Viviente El monte Sinaí estaba totalmente cubierto de humo, porque el Señor había descendido sobre él en forma de fuego. Nubes de humo subían al cielo como el humo que sale de un horno de ladrillos, y todo el monte se sacudía violentamente. Biblia Católica (Latinoamericana) El monte Sinaí entero humeaba, porque Yavé había bajado en medio del fuego. Subía aquel humo como de un horno, y todo el monte temblaba muy fuerte. La Biblia Textual 3a Edicion Todo el monte Sinay humeaba, porque YHVH había descendido sobre él en el fuego,° y su humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todo el monte Sinaí humeaba, porque había descendido sobre él Yahveh en forma de fuego, y el humo subía como la humareda de un horno. Toda la montaña retemblaba. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y todo el monte de Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego: y el humo de él subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremeció en gran manera. |
Bajó Yahveh a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres,
Puesto ya el sol, hubo una densa oscuridad, y un horno humeante y una antorcha de fuego pasaron por entre las mitades de las v ctimas.
y mirando hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la tierra del contorno, vio que el humo sub a de la tierra como la humareda de un horno.
Tú descendiste al monte Sina, desde los cielos hablaste con ellos, les diste normas justas, leyes verdaderas, preceptos y mandamientos que son buenos.
el que mira a la tierra y la estremece, el que toca a los montes y echan humo.
Baja, Se or, los cielos y desciende, percute las monta as, que echen humo,
De su nariz exhala humo, de su boca, un fuego que devora, todo él carbones encendidos.
la tierra retumbó y los cielos gotearon, a la presencia del Dios del Sina, ante Yahveh, Dios de Israel.
Las nubes arrojaron aguaceros, emitieron su voz los nubarrones y volaron tus flechas.
El zumbido del trueno fue rodando, los rayos alumbraron el espacio y la tierra tembló de conmoción.
Ninguna mano tocará al culpable, sino que será lapidado o asaeteado. Sea animal o sea hombre, no quedará con vida. Cuando el cuerno dé un toque prolongado, podrán subir ellos al monte'.
Moisés mandó al pueblo salir del campamento para ir al encuentro de Dios y se mantuvieron de pie en la falda de la monta a.
Todo el pueblo percib a los truenos y relámpagos, el sonido del cuerno y la monta a humeante; y viendo todo esto, el pueblo estaba atemorizado y se manten a a distancia.
La gloria de Yahveh ofrec a a la vista de los israelitas el aspecto de un fuego devorador sobre la cumbre del monte.
Se le apareció el ángel de Yahveh en una llama de fuego, en medio de una zarza. Observó Moisés que la zarza ard a, pero no se consum a.
Prepárate para ma ana: de madrugada subirás al monte Sina y all esperarás en la cima del monte.
Los quicios de los umbrales retemblaban al clamor de su voz y el templo se llenó de humo.
¡Ah, si rasgaras los cielos y bajaras derritiendo a los montes con tu presencia, como cuando el fuego enciende la le a, o hace hervir el agua, para dar a conocer a tus enemigos tu nombre, y ante ti las naciones temblaran,
Miré a los montes, y ¡ay! estaban temblando, y todos los collados se estremec an.
Cuando se levanta la tierra se estremece; cuando mira se sobresaltan las naciones, se desmoronan los montes eternos, se hunden los collados antiguos, sus caminos de siempre.
Huiréis por el valle de mis montes, porque el valle de los montes llegará hasta Yasol. Huiréis, como huisteis del terremoto en tiempo de Oz as, rey de Judá. Entonces vendrá Yahveh, mi Dios, y todos los consagrados con él.
Efectivamente, se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá hambres y terremotos en diversos lugares.
Dijo as: 'Yahveh partió del Sina, desde Se r amaneció para ellos; resplandeció desde el monte Parán, llegó a Meribá en Cades con rayos de luz fulgurante en su diestra.
Desde lo alto del cielo te hizo o r su voz para instruirte, y sobre la tierra te hizo ver su gran fuego, y de en medio del fuego o ste sus palabras.
Éstas son las palabras que dirigió Yahveh a toda vuestra asamblea, en la monta a, en medio del fuego, y de la nube y de la densa obscuridad, con voz potente, y no a adió más. Luego las escribió sobre dos tablas de piedra y me las entregó.
mientras que vosotros, los atribulados, encontraréis, junto con nosotros, el debido reposo, cuando el Se or Jesús aparezca bajando del cielo con sus poderosos ángeles,
en medio de un fuego flameante, para hacer justicia con los que no han reconocido a Dios y no han aceptado el evangelio de nuestro Se or Jesús.
Ahora bien, vosotros no os habéis acercado a realidades palpables: fuego ardiente, tinieblas, torbellino,
Su voz, en efecto, sacudió entonces la tierra; pero él ha hecho ahora esta promesa: Todav a una vez más yo sacudiré, no sólo la tierra, sino también el cielo.
Pero el d a del Se or vendrá como un ladrón. En él desaparecerán los cielos con formidable estruendo, los elementos se disolverán abrasados por el fuego y quedará al descubierto la tierra con todas las obras que hay en ella.
El santuario se llenó de humo procedente de la gloria de Dios y de su poder y nadie pod a entrar en el santuario hasta que se consumaran las siete plagas de los siete ángeles.
Abrió el pozo del abismo y subió del pozo una humareda como la humareda de un gran horno. El sol y el aire quedaron oscurecidos por el humo del pozo.
Derritiéronse los montes delante de Yahveh, delante de Yahveh, Dios de Israel.