Como él vacilaba indeciso, los hombres asieron de las manos a él, a su mujer y a sus dos hijas, por la misericordia de Yahveh hacia él, le hicieron salir, y lo condujeron fuera de la ciudad.
Éxodo 15:13 - Biblia Castilian 2003 Guiaste con tu gracia al pueblo que rescataste, con poder lo has conducido a tu santa morada. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; Lo llevaste con tu poder a tu santa morada. Biblia Nueva Traducción Viviente »Con tu amor inagotable guías al pueblo que redimiste. Con tu poder los guías a tu hogar sagrado. Biblia Católica (Latinoamericana) Guiaste con amor al pueblo que rescataste,
lo llevaste con poder a tu santa morada. La Biblia Textual 3a Edicion En tu misericordia condujiste Al pueblo° que redimiste, Lo has guiado con tu fortaleza, Hacia la morada de tu santidad. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Guiaste con tu gracia al pueblo que rescataste, con poder lo has conducido a tu santa morada. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Condujiste en tu misericordia a este pueblo, al cual salvaste; lo llevaste con tu fortaleza a la habitación de tu santuario. |
Como él vacilaba indeciso, los hombres asieron de las manos a él, a su mujer y a sus dos hijas, por la misericordia de Yahveh hacia él, le hicieron salir, y lo condujeron fuera de la ciudad.
Dijo entonces el rey a Sadoc: 'Vuelve el arca de Dios a la ciudad, porque si Yahveh me concede su favor, me hará volver para que la contemple de nuevo junto con su morada.
De d a los guiabas con columna de humo; con columna de fuego por la noche, para iluminarles el camino que hab an de seguir.
Increpó al mar Rojo y quedó enjuto, los guió por el abismo igual que por desierto,
Acuérdate del grupo que adquiriste en otro tiempo, que redimiste como tribu de tu herencia y del monte Sión, en donde habitas.
Tú trazaste en los mares tu camino, tu sendero, en las aguas caudalosas, sin que tus huellas fueran conocidas.
Cayeron sobre ellos el terror y el pánico; enmudecieron como piedras ante el poder de tu brazo, hasta que tu pueblo pasó, ¡oh Yahveh!, hasta que pasó este pueblo que tú te has adquirido.
Tú lo harás entrar y tú lo plantarás en el monte de tu herencia, lugar del que hiciste tu morada, ¡oh Yahveh!, santuario que tus manos prepararon, ¡oh Adonay!
'Yo soy Yahveh, tu Dios, que te he sacado de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
Dirás, pues, a los israelitas: 'Yo soy Yahveh; yo os sacaré de las cargas pesadas de Egipto, os libertaré de su servidumbre y os redimiré con brazo extendido y con castigos dur simos.
¿No fuiste tú quien secó el mar, las aguas del gran abismo, quien trazó un camino en las profundidades del mar para que pasaran los redimidos?
Que as dice el Excelso, el Sublime, que reside en la eternidad y cuyo nombre es santo: 'En lo alto y en lo santo resido, y con el quebrantado y humilde de esp ritu, para vivificar el esp ritu de los humildes, para vivificar el corazón de los quebrantados.
en todas sus angustias. No fue un mensajero ni un ángel: él en persona los salvó. Por su amor y su piedad, él mismo los redimió, los levantó y los llevó todos los d as de anta o.
Ni siquiera preguntaron: '¿Dónde está Yahveh, que nos sacó del pa s de Egipto y nos condujo por el desierto, tierra esteparia y agrietada, tierra seca y tenebrosa, tierra por donde nadie pasa y donde ningún hombre mora?'.
Dios, sin embargo, rico como es en misericordia, por el mucho amor con que nos amó,
que por el poder de Dios habéis sido custodiados, mediante la fe, para la salvación, dispuesta ya a manifestarse en el momento final.