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Ester 4:14 - Biblia Castilian 2003

Porque, si en esta ocasión te refugias en el silencio, de alguna parte vendrán la salvación y la liberación de los jud os; pero tú y la casa de tu padre pereceréis. Y ¿quién sabe si no has llegado a la realeza precisamente para una ocasión como ésta?'.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Si te quedas callada en un momento como este, el alivio y la liberación para los judíos surgirán de algún otro lado, pero tú y tus parientes morirán. ¿Quién sabe si no llegaste a ser reina precisamente para un momento como este?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Si ahora te callas, la salvación y la liberación llegarán a los judíos de otra parte, pero tú y la casa de tu padre morirán. ¿Quién sabe si no fue para un día como éste que tu llegaste a ser reina?»

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La Biblia Textual 3a Edicion

Por cuanto si en este momento callas, socorro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos, pero tú y la casa de tu padre perecerán, y ¿quién sabe si para un tiempo como éste has llegado al reino?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Porque, si en esta ocasión te refugias en el silencio, de alguna parte vendrán la salvación y la liberación de los judíos; pero tú y la casa de tu padre pereceréis. Y ¿quién sabe si no has llegado a la realeza precisamente para una ocasión como ésta?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación se levantará para los judíos de otro lugar; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si has llegado al reino, para un tiempo como este?

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Lòt tradiksyon



Ester 4:14
31 Referans Kwoze  

Abrahán llamó a aquel lugar 'Yahveh provee' por lo que todav a se dice hoy: 'El monte 'Yahveh será visto''.


Yahveh concedió a Israel un salvador, y se libraron del poder de los arameos. Volvieron as los israelitas a habitar en sus tiendas como en otro tiempo.


Y le dijeron: 'As habla Ezequ as: hoy es d a de angustia, de castigo y de oprobio, porque han llegado los hijos al cuello del útero, pero no hay fuerzas para el alumbramiento.


Esclavos fuimos. Pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud, sino que inclinó hacia nosotros la benevolencia de los reyes de Persia y nos reanimó para levantar el templo de nuestro Dios, reparar sus ruinas y construirnos una muralla de defensa en Judá y en Jerusalén.


Pero yo le respond: '¿Un hombre como yo va a huir? ¿Y quién, siendo como yo, penetrará en el templo para salvar su vida? ¡No entraré!'.


Cuando a Ester, hija de Abijail, t o de Mardoqueo, que la hab a adoptado por hija, le llegó el turno para presentarse al rey, no pidió nada fuera de lo que le recomendó Hegué, eunuco del rey, guardián de las mujeres; pero Ester se ganaba el favor de cuantos la ve an.


El rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y ella halló más gracia y favor ante él que todas las demás doncellas. Puso la corona real sobre su cabeza y la proclamó reina en lugar de Vast.


Se hab a cuidado de la educación a Hadasá, que es Ester, hija de un t o suyo, porque se hab a quedado huérfana de padre y madre. La joven era muy hermosa y agradable. A la muerte de su padre y de su madre, Mardoqueo la adoptó como hija.


y Mardoqueo hizo llevar a Ester esta respuesta: 'No te imagines que en el palacio del rey te vas a ver a salvo tú sola entre todos los jud os.


Ester mandó llevar esta respuesta a Mardoqueo:


No me deja recobrar aliento, pues sacia mi sed con amarguras.


Hay tiempo de rasgar y tiempo de coser. Hay tiempo de callar y tiempo de hablar.


Reyes serán tus ayos y sus princesas tus nodrizas; rostro en tierra te adorarán y lamerán el polvo de tus pies, para que sepas que yo soy Yahveh y que no se avergüenzan quienes conf an en m '.


Mas ningún arma forjada contra ti tendrá éxito, y toda lengua que se alce contra ti en juicio la declararás culpable. Ésta es la herencia de los siervos de Yahveh, y las victorias que les concedo - dice Yahveh -.


Pues contigo estoy yo - oráculo de Yahveh - para salvarte, porque voy a exterminar a todas las naciones adonde te dispersé. Sólo a ti no te exterminaré, aunque te castigaré según tu merecido, pues impune del todo no te dejaré.


No temas, siervo m o Jacob - oráculo de Yahveh -, pues contigo estoy yo, porque haré exterminio de todas las naciones adonde te dispersé. Sólo a ti no exterminaré, aunque te castigaré según tu merecido, pues impune del todo no te dejaré.


Yo me acordaré de mi alianza con Jacob y de mi alianza con Isaac; recordaré mi alianza con Abrahán y me acordaré del pa s.


Ahora yo también te digo que tú eres Pedro; sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del Hades no podrán contra ella.


Y si no se abreviaran aquellos d as, nadie se salvar a; pero en atención a los elegidos se abreviarán los d as aquellos.


Cuando Yahveh haga justicia a su pueblo y tenga piedad de sus siervos; cuando vea que les faltan las fuerzas y que no hay ya ni esclavo ni libre,


Dijeron entonces los filisteos: '¿Quién ha hecho esto?'. Y les respondieron: 'Ha sido Sansón, el yerno del timnita, porque éste le quitó a su mujer y se la dio a su compa ero'. Subieron luego los filisteos y prendieron fuego a la mujer y a su padre.


Y Yahveh por amor de su gran nombre, no abandonará a su pueblo pues ha querido hacer de vosotros su pueblo.


Respondióle David: '¿Pero qué he hecho yo ahora? ¿Es que no puedo preguntar?'.