Pero, en contra de la orden del rey transmitida por medio de los eunucos, la reina Vast se negó a acudir. El rey se enojó mucho y la ira se encendió en él.
Ester 3:5 - Biblia Castilian 2003 Amán comprobó que Mardoqueo no se arrodillaba ni se postraba ante él, y se llenó de ira. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando Amán vio que Mardoqueo no se inclinaba ante él ni le rendía homenaje, se llenó de furia. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando Amán vio que Mardoqueo no se arrodillaba ni se agachaba ante él, se puso furioso. La Biblia Textual 3a Edicion Y cuando Amán observó que Mardoqueo no se inclinaba ni se postraba ante él, se llenó de furor. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Amán comprobó que Mardoqueo no se arrodillaba ni se postraba ante él, y se llenó de ira. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira. |
Pero, en contra de la orden del rey transmitida por medio de los eunucos, la reina Vast se negó a acudir. El rey se enojó mucho y la ira se encendió en él.
Todos los servidores del rey que estaban en la puerta real se arrodillaban y se postraban ante Amán, pues as lo hab a mandado el rey. Pero Mardoqueo no se arrodillaba ni se postraba.
Y como se lo dijeron un d a tras otro sin que él les hiciera caso, lo denunciaron a Amán, para ver si Mardoqueo se manten a en su actitud, pues ya les hab a indicado que él era jud o.
Salió Amán aquel d a gozoso y con alegre corazón. Y al ver que Mardoqueo, en la puerta real, no se levantaba ni se inclinaba ante él, Amán se llenó de ira contra Mardoqueo.
Maquinan los imp os contra el justo Záin y rechinan sus dientes contra él,
El hombre iracundo sufrirá su castigo; si tú lo perdonas, se irrita aún más.
Soberbio y desde oso, su nombre es 'insolente': el que actúa con excesiva arrogancia.
el necio es colocado en cargos importantes, mientras los ricos ocupan los puestos más bajos.
Entonces Nabucodonosor, enfurecido y con el semblante alterado a causa de Sidrac, Misac y Abdénago, ordenó encender el horno con un fuego siete veces mayor que el acostumbrado