Yahveh engrandeció sobremanera a Salomón a los ojos de todo Israel y le concedió una majestad real como jamás la hab a tenido ningún rey antes de él en Israel.
Ester 1:4 - Biblia Castilian 2003 Les mostró la riqueza de su gloria regia y el brillo de su magn fica grandeza durante muchos d as; durante ciento ochenta d as. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, el brillo y la magnificencia de su poder, por muchos días, ciento ochenta días. Biblia Nueva Traducción Viviente La celebración duró ciento ochenta días y fue una gran exhibición de la opulenta riqueza de su imperio y de la pompa y el esplendor de su majestad. Biblia Católica (Latinoamericana) Quería mostrarles durante muchos días (ciento ochenta días) la riqueza de su reino y su propia gloria, su riqueza y su éxito. La Biblia Textual 3a Edicion Y por muchos días,° ciento ochenta días, exhibió las riquezas de la gloria de su reino y la magnificencia de su poderío. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Les mostró la riqueza de su gloria regia y el brillo de su magnífica grandeza durante muchos días; durante ciento ochenta días. Biblia Reina Valera Gómez (2023) para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, y el esplendor de su gloriosa majestad, por muchos días, ciento ochenta días. |
Yahveh engrandeció sobremanera a Salomón a los ojos de todo Israel y le concedió una majestad real como jamás la hab a tenido ningún rey antes de él en Israel.
el a o tercero de su reinado, dio un fest n a todos sus grandes y servidores: a los jefes del ejército de Persia y de Media, a los gobernadores y a la nobleza de las provincias, que se reunieron en su presencia.
Transcurridos estos d as, el rey dio a todo el pueblo que habitaba en la ciudadela de Susa, desde el mayor hasta el menor, un fest n por espacio de siete d as en la explanada de los jardines del palacio real.
Aventajas en belleza a los hijos de los hombres, en tus labios hay la gracia derramada, y as Dios te bendice eternamente.
Reina el Se or, vestido de majestad, el Se or está ataviado, ce ido de poder, y el orbe está seguro, inconmovible.
Ezequ as se alegró de su llegada y mostró a los enviados la casa del tesoro: la plata, el oro, los perfumes, los ungüentos preciosos, la armer a y todo cuanto hab a en su tesoro. Nada quedó que Ezequ as no les mostrara, tanto en su casa como en todas sus dependencias.
por tu gran sabidur a y tu comercio has multiplicado tu fortuna, y con tu fortuna se ufanó tu corazón.
En aquel mismo instante se cumplió en Nabucodonosor la sentencia. Fue expulsado de entre los hombres, comió hierba como los bueyes y su cuerpo se empapó del roc o del cielo; le crecieron los cabellos como las plumas de las águilas y las u as como las de los pájaros.
¡Oh rey!, el Dios Alt simo dio a Nabucodonosor, tu padre, el reino, la grandeza, la gloria y la majestad.
De nuevo lo llevó el diablo a un monte elevad simo, le mostró todos los reinos de la tierra y su esplendor,
y esto para dar a conocer la riqueza de su gloria hacia las vasijas objeto de su misericordia, que de antemano preparó para la gloria,
para que, iluminados los ojos de [vuestro] corazón, sepáis cuál es la esperanza de su llamada, cuál la riqueza de la gloria de su herencia en el pueblo santo,
al que Dios ha querido dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria.
'Digno eres, Se or y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder. Porque tú creaste todas las cosas, por tu voluntad existen y fueron creadas'.