Cuando el rey estaba ya instalado en su palacio y Yahveh le hab a otorgado paz frente a todos sus enemigos de su entorno,
Ester 1:2 - Biblia Castilian 2003 que en aquellos d as, mientras el rey Asuero se sentaba en su trono real, en la ciudadela de Susa, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 que en aquellos días, cuando fue afirmado el rey Asuero sobre el trono de su reino, el cual estaba en Susa capital del reino, Biblia Nueva Traducción Viviente En esa época, Jerjes gobernaba su imperio desde el trono real, ubicado en la fortaleza de Susa. Biblia Católica (Latinoamericana) su trono real estaba por ese entonces en la fortaleza de Susa. La Biblia Textual 3a Edicion cuando el rey Asuero ya se había sentado en el trono de su reino, que estaba en Susa, en la ciudadela,° Biblia Serafín de Ausejo 1975 que en aquellos días, mientras el rey Asuero se sentaba en su trono real, en la ciudadela de Susa, Biblia Reina Valera Gómez (2023) que en aquellos días, cuando el rey Asuero fue afirmado en el trono de su reino, el cual estaba en Susán, capital del reino, |
Cuando el rey estaba ya instalado en su palacio y Yahveh le hab a otorgado paz frente a todos sus enemigos de su entorno,
Relato de Nehem as, hijo de Jacal as. En el mes de kislev del a o vigésimo, estando yo en la ciudadela de Susa,
Nombre el rey inspectores en todas las provincias de su reino, para que reúnan a todas las doncellas de hermoso aspecto en la ciudadela de Susa, en el harén, bajo la vigilancia de Hegué, eunuco del rey y guardián de las mujeres; y que éste les dé lo necesario para ataviarse.
Hab a en la ciudadela de Susa un jud o, de nombre Mardoqueo, hijo de Ya r, hijo de Seme, hijo de Quis, del linaje de Benjam n,
Los correos partieron apresuradamente según la orden del rey. El decreto fue promulgado en la ciudadela de Susa. Y mientras el rey y Amán se sentaban a beber, la ciudad de Susa quedó consternada. Cuando Mardoqueo supo todo lo que estaba ocurriendo, rasgó sus vestiduras, se vistió de sayal, se cubrió de ceniza y salió por toda la ciudad, clamando con grandes y amargos clamores,
'Ve y reúne a todos los jud os que se encuentran en Susa y ayunad por m. No comáis ni bebáis durante tres d as, ni de d a ni de noche. También yo y mis doncellas ayunaremos. Y as, aun en contra de la ley, me presentaré al rey. Si tengo que morir, moriré'.
Vinieron, pues, los magos, los adivinos, los caldeos y los astrólogos y les conté el sue o; pero no supieron darme la interpretación.
Estaba yo mirando durante la visión, y me pareció hallarme en Susa, la fortaleza, situada en la provincia de Elam. Advert en la visión que me encontraba a orillas del Ulay.