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Esdras 9:8 - Biblia Castilian 2003

Mas ahora, en un instante, Yahveh, nuestro Dios, nos ha concedido la gracia de dejarnos un resto de rescatados y de darnos un apoyo en su lugar santo. Nuestro Dios ha iluminado as nuestros ojos y ha otorgado un peque o respiro a nuestra vida en medio de nuestra servidumbre.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»Sin embargo, ahora se nos concedió un breve momento de gracia, porque el Señor nuestro Dios ha permitido que unos cuantos de nosotros sobreviviéramos como un remanente. Él nos ha dado seguridad en este lugar santo. Nuestro Dios nos ha iluminado los ojos y nos ha concedido un poco de alivio de nuestra esclavitud.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Desde hace un tiempo Yavé nuestro Dios nos ha manifestado su bondad: nos dejó un pequeño resto de sobrevivientes y nos permitió poner un pie en su Lugar Santo. Nuestro Dios quiso darles un poco de luz a nuestros ojos y darnos vida en nuestra esclavitud.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y ahora, por un breve momento, es misericordia de YHVH nuestro Dios dejarnos un remanente y darnos un puntal° en su lugar santo, al iluminar nuestro Dios nuestros ojos y concedernos un pequeño avivamiento° en medio de nuestra esclavitud.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Mas ahora, en un instante, Yahveh, nuestro Dios, nos ha concedido la gracia de dejarnos un resto de rescatados y de darnos un apoyo en su lugar santo. Nuestro Dios ha iluminado así nuestros ojos y ha otorgado un pequeño respiro a nuestra vida en medio de nuestra servidumbre.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y ahora por un breve momento se mostró la gracia de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos estaca en su lugar santo, a fin de alumbrar nuestros ojos nuestro Dios y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre.

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Lòt tradiksyon



Esdras 9:8
36 Referans Kwoze  

Quizá Yahveh, tu Dios, habrá o do todas las palabras del copero mayor, enviado por el rey de Asiria, su se or, para insultar al Dios vivo, y le castigue por las palabras que Yahveh, tu Dios, ha o do. Eleva, pues, una plegaria por el resto que aún queda'.


Esclavos fuimos. Pero nuestro Dios no nos abandonó en nuestra esclavitud, sino que inclinó hacia nosotros la benevolencia de los reyes de Persia y nos reanimó para levantar el templo de nuestro Dios, reparar sus ruinas y construirnos una muralla de defensa en Judá y en Jerusalén.


Ahora, oh Se or, esté atento tu o do a la oración de tu siervo, a la oración de tus siervos, que se complacen en reverenciar tu nombre. Concede a tu siervo que hoy tenga éxito y que halle clemencia ante ese hombre'. Yo era entonces copero del rey.


Pero, por tu inmensa bondad, no los aniquilaste, no los abandonaste, pues eres Dios clemente y lleno de bondad.


para librar su alma de la fosa, para que la luz de la vida lo ilumine.


¿Hasta cuándo he de albergar afanes en mi alma, pesar en mi corazón, d a tras d a? ¿Hasta cuándo prevalecerán sobre m mis enemigos?


Observa tú y atiéndeme, Se or, Dios m o; ilumina mis ojos, no me duerma en la muerte;


Aunque me halle en la angustia, tú conservas mi vida; contra mis enfurecidos enemigos extiendes tú la mano, y tu diestra me salva:


Cuando busco al Se or, él me responde Dálet y me libra de todos mis terrores.


¿Vas a estarnos por siempre resentido, o prolongar por los siglos tu furor?


El pobre y el opresor se encuentran: es Yahveh quien ilumina los ojos de ambos.


Las palabras de los sabios son como aguijadas, y como estacas plantadas las de los autores de colecciones, ofrecidas por un solo pastor.


Si Yahveh Sebaot no nos hubiera dejado un resto, ser amos como Sodoma, semejantes a Gomorra.


El d a en que Yahveh te conceda reposo de tu fatiga y de tu inquietud y de la dura esclavitud en que serviste,


les daré en mi casa y en mis muros una marca y un nombre mejor que el de los hijos y las hijas. Un nombre les daré, que no se borrará.


Que as dice el Excelso, el Sublime, que reside en la eternidad y cuyo nombre es santo: 'En lo alto y en lo santo resido, y con el quebrantado y humilde de esp ritu, para vivificar el esp ritu de los humildes, para vivificar el corazón de los quebrantados.


Y si aún queda en él una décima parte, volverá a ser consumida. Como el terebinto y la encina, que, talados, conservan un tocón: semilla santa será su tocón'.


y dijeron al profeta Jerem as: '¡Ojalá llegue ante ti nuestra súplica! Ruega a Yahveh, tu Dios, por nosotros, por todo este resto, pues de muchos que éramos quedamos unos pocos, como estás viendo con tus propios ojos,


de modo que el resto de Judá que ha venido a residir en el pa s de Egipto no tendrá ni un escapado ni un evadido. En cuanto a volver al pa s de Judá, adonde ellos mismos desean volver para establecerse all, ciertamente no volverán, salvo algunos fugitivos'.


y quedan en ella algunos supervivientes, hijos e hijas que consigan salir hacia donde estáis vosotros, entonces veréis su conducta y sus obras, y os consolaréis de la desgracia que habré acarreado sobre Jerusalén, todo lo que habré acarreado sobre ella.


Dentro de dos d as nos dará la vida, al tercer d a nos levantará y viviremos en su presencia.


¡Yahveh, he o do tu renombre, reverencio tu obra, Yahveh! En el curso de los a os renuévala, en el curso de los a os dala a conocer. Aun en la ira, recuerda la compasión.


Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde que buscará refugio en el nombre de Yahveh.


De él sale la piedra angular, de él la clavija de la tienda, de él el arco de combate, de él salen todos los caudillos. Todos juntos


porque sembraré la paz: la vi a dará su fruto, la tierra su producto y el cielo su roc o. Y yo daré en posesión al resto de este pueblo todas estas cosas.


As dice Yahveh Sebaot: si esto parece imposible a los ojos del resto de este pueblo en estos d as, ¿será también imposible a mis ojos? - oráculo de Yahveh Sebaot -.


Isa as, por su parte, clama en favor de Israel: Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, sólo un resto será salvo;


Al que venza, lo haré columna en el santuario de mi Dios, y no saldrá ya fuera jamás; grabaré en él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, de la nueva Jerusalén, la que baja del cielo, de junto a mi Dios, y mi nombre nuevo'.


Pero Jonatán no se hab a enterado del juramento de su padre ante el pueblo y alargó la punta de la vara que llevaba en la mano, la mojó en un panal de miel, la volvió con la mano a su boca, y le brillaron los ojos.


Replicó Jonatán: 'Mi padre ha perjudicado al pa s. Ved cómo han brillado mis ojos en cuanto gusté un poco de esta miel.