Luego Salomón se puso ante el altar de Yahveh, en presencia de toda la asamblea de Israel, y levantando sus manos extendidas al cielo,
Esdras 9:5 - Biblia Castilian 2003 A la hora del sacrificio de la tarde, sal de mi abatimiento y, con mis vestidos y manto rasgados, ca de rodillas, extend las manos hacia Yahveh, mi Dios, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y a la hora del sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios, Biblia Nueva Traducción Viviente A la hora del sacrificio, me levanté de donde había estado sentado haciendo duelo con mis ropas rasgadas. Caí de rodillas y levanté las manos al Señor mi Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) En el momento de la ofrenda de la tarde, salí de mi abatimiento y con la túnica y el manto rasgados me puse de rodillas. Extendí las manos hacia Yavé mi Dios La Biblia Textual 3a Edicion Y al sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción, y rasgado mi vestido y mi manto, hinqué mis rodillas y extendí mis palmas hacia YHVH mi Dios, Biblia Serafín de Ausejo 1975 A la hora del sacrificio de la tarde, salí de mi abatimiento y, con mis vestidos y manto rasgados, caí de rodillas, extendí las manos hacia Yahveh, mi Dios, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y a la hora del sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción; y habiendo rasgado mi vestidura y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios, |
Luego Salomón se puso ante el altar de Yahveh, en presencia de toda la asamblea de Israel, y levantando sus manos extendidas al cielo,
toda plegaria y toda súplica que te dirija cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando conozcan el dolor en su corazón y extiendan sus manos hacia este templo,
Cuando Salomón terminó de dirigir a Yahveh esta plegaria y esta súplica, se levantó de delante del altar de Yahveh, donde hab a estado arrodillado con las manos extendidas hacia el cielo,
Salomón hab a hecho un estrado de bronce, de cinco codos de largo, cinco de ancho y tres de alto, y lo hab a colocado en medio del atrio. Y subido en él, se postró de rodillas en presencia de toda la asamblea de Israel y, extendiendo sus manos al cielo,
Al o r estas palabras, me senté y romp a llorar, hice duelo durante algunos d as, ayuné y oré ante el Dios del cielo.
que ante ti se haga valer como el incienso mi plegaria, mi manos levantadas como la ofrenda de la tarde.
Yo tiendo hacia ti mis manos: como tierra extenuada, as va hacia ti mi alma.
Venid y saludémoslo, postrados, doblemos la rodilla ante el Se or, nuestro hacedor.
Respondió Moisés: 'Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos a Yahveh, cesarán los truenos, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de Yahveh.
Luego de salir Moisés de casa del Faraón y de la ciudad, extendió las manos hacia Yahveh, cesaron los truenos y el granizo y no cayó más lluvia sobre la tierra.
Cuando extendáis vuestras palmas, me taparé los ojos; aunque multipliquéis las oraciones, no os escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre:
Entonces él, como a la fuerza, se arrancó de su lado como a un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba
Pero, cuando se nos acabaron los d as, emprendimos la marcha. Nos acompa aban todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad. Puestos de rodillas sobre la playa, oramos,