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Esdras 9:4 - Biblia Castilian 2003

En torno a m se fueron reuniendo todos los que tem an las palabras del Dios de Israel, en vista de la prevaricación de los que hab an venido del cautiverio. Permanec abatido y desolado hasta la hora del sacrificio de la tarde.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y se me juntaron todos los que temían las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces todos los que temblaban ante las palabras del Dios de Israel vinieron y se sentaron conmigo a causa de este ultraje cometido por los que habían regresado del destierro. Allí me quedé sentado, totalmente horrorizado, hasta la hora del sacrificio vespertino.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Entonces todos los que temían la palabra del Dios de Israel con respecto a ese pecado de los desterrados, se juntaron a mi alrededor y yo seguí allí muy conmovido hasta la ofrenda de la tarde.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces se acercaron a mí todos los que temblaban ante las palabras del Dios de Israel, a causa de la infidelidad de los del cautiverio, pero yo seguía sentado, consternado, hasta el sacrificio de la tarde.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

En torno a mí se fueron reuniendo todos los que temían las palabras del Dios de Israel, en vista de la prevaricación de los que habían venido del cautiverio. Permanecí abatido y desolado hasta la hora del sacrificio de la tarde.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y se reunieron delante mí todos los que temblaban ante las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; y yo quedé atónito hasta el sacrificio de la tarde.

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Lòt tradiksyon



Esdras 9:4
13 Referans Kwoze  

'Por haberse conmovido tu corazón, y por haberte humillado tú ante la presencia de Dios al o r sus palabras contra este lugar y sus habitantes; por haberte humillado delante de m y haber rasgado tus vestiduras y haber llorado en mi presencia, yo también te he escuchado. ¡Oráculo de Yahveh!


Hagamos ahora mismo un pacto con nuestro Dios, obligándonos a despedir a todas esas mujeres y a los nacidos de ellas, conforme al consejo de mi se or y de los que temen los mandamientos de nuestro Dios. ¡Hágase conforme a la ley!


Todos los hombres de Judá y de Benjam n se reunieron en Jerusalén en el plazo de los tres d as. Era el d a veinte del mes noveno. Todo el pueblo se congregó en la plaza del templo de Dios, y estaba temblando tanto por el asunto en s como a causa de la intensa lluvia.


R os de agua descienden de mis ojos de que tu ley no sea observada.


Ofrecerás uno por la ma ana y otro al caer de la tarde.


Inmolarás el segundo cordero al caer de la tarde, con la misma oblación y libación que por la ma ana, calmante aroma de manjares pasados por el fuego en honor de Yahveh.


Pues todas estas cosas las hizo mi mano, todas ellas son m as - dice Yahveh -. Pero en éste me fijo: en el humilde y contrito, el que tiembla a mi palabra.


Escuchad la palabra de Yahveh, los que tembláis a su palabra: dicen vuestros hermanos que os odian, que os rechazan por causa de mi nombre: ¡Muestre su gloria Yahveh y veamos vuestra alegr a! Pero ellos quedarán avergonzados.


Y Yahveh le dijo: 'Pasa por la ciudad, recorre Jerusalén y traza una cruz en las frentes de los hombres que gimen y lloran por todas las abominaciones que en ella se cometen'.


Por aquellos d as, yo, Daniel, hice penitencia durante tres semanas.


todav a estaba yo diciendo mi oración, cuando Gabriel, el hombre que yo hab a contemplado en visión al principio, se acercó a mi volando, a la hora de la ofrenda de la tarde.


Acaeció que vino un hombre de los israelitas e introdujo entre sus hermanos a la madianita, a la vista de Moisés y de toda la comunidad de los israelitas, mientras éstos lloraban a la entrada de la tienda del encuentro.


En cierta ocasión, Pedro y Juan sub an al templo para la oración de la hora nona