He aqu el inventario: treinta bandejas de oro, mil bandejas de plata, veintinueve cuchillos,
Esdras 8:30 - Biblia Castilian 2003 Recibieron, pues, los sacerdotes y los levitas la plata y el oro pe - sados y los demás objetos para llevarlos a Jerusalén, al templo de nuestro Dios. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Los sacerdotes y los levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los utensilios, para traerlo a Jerusalén a la casa de nuestro Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces los sacerdotes y los levitas aceptaron la tarea de transportar esos tesoros de plata y de oro al templo de nuestro Dios en Jerusalén. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces los sacerdotes y los levitas se hicieron cargo de esa plata, de ese oro y de todos esos objetos que habían pesado para llevarlos al Templo de nuestro Dios, en Jerusalén. La Biblia Textual 3a Edicion Así, los sacerdotes y levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los objetos para llevarlo a Jerusalem, a la Casa de nuestro Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Recibieron, pues, los sacerdotes y los levitas la plata y el oro pe-sados y los demás objetos para llevarlos a Jerusalén, al templo de nuestro Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Los sacerdotes, pues, y levitas recibieron el peso de la plata y del oro y de los vasos, para traerlo a Jerusalén a la casa de nuestro Dios. |
He aqu el inventario: treinta bandejas de oro, mil bandejas de plata, veintinueve cuchillos,
Me daba reparo solicitar del rey soldados de a pie y de a caballo como escolta, puesto que hab amos dicho al rey: 'La mano de nuestro Dios está a favor de todos los que le buscan, y su poder y su cólera contra los que le abandonan'.
Al cuarto d a, fueron pesados la plata y el oro y los demás objetos en el templo de nuestro Dios, y fueron entregados en manos del sacerdote Meremot, hijo de Ur as. Con él estaban Eleazar, hijo de Pinjás, y los levitas Jozabad, hijo de Josué, y Noad as, hijo de Binuy.
Por la casa del Se or, de nuestro Dios, quiero yo pedir: 'Contigo el bien'.
La gloria del L bano vendrá a ti, jun pero, olmo y ciprés a la vez, para embellecer el lugar de mi santuario, y honrar el escabel de mis pies.