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Esdras 4:12 - Biblia Castilian 2003

Llegue a conocimiento del rey que los jud os que partieron de tu lado hacia nosotros vinieron a Jerusalén y están reedificando esa rebelde y malvada ciudad; quieren levantar sus murallas y ya han echado los cimientos.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; y edifican la ciudad rebelde y mala, y levantan los muros y reparan los fundamentos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»El rey debería saber que los judíos que llegaron a Jerusalén de Babilonia están reconstruyendo esa ciudad rebelde y malvada. Ya han echado los cimientos y pronto terminarán sus murallas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Debe saber el rey que los judíos que se vinieron de tu lado hasta nosotros llegaron a Jerusalén. Reconstruyeron esa ciudad rebelde y malvada, están levantando de nuevo las murallas y reparando sus cimientos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

sea notorio al rey que los judíos que subieron de ti, han venido a nosotros a Jerusalem y están reedificando la ciudad rebelde y malvada, y han terminado los muros y están colocando los cimientos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Llegue a conocimiento del rey que los judíos que partieron de tu lado hacia nosotros vinieron a Jerusalén y están reedificando esa rebelde y malvada ciudad; quieren levantar sus murallas y ya han echado los cimientos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros, vinieron a Jerusalén; y edifican la ciudad rebelde y mala, y han levantado los muros y reparado los fundamentos.

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Lòt tradiksyon



Esdras 4:12
22 Referans Kwoze  

Tú crees que las meras palabras de los labios son consejo y fuerza para la guerra. Ahora bien: ¿en quién conf as para rebelarte contra m ?


En su tiempo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra él. Joaqu n le quedó sometido durante tres a os. Pero luego se rebeló.


Se rebeló también contra el rey Nabucodonosor, que le hab a exigido juramento de fidelidad por Dios. Endureció su cerviz y se obstinó en su corazón para no convertirse a Yahveh, Dios de Israel.


Sigue la copia de la carta que le enviaron: 'Al rey Artajerjes: tus servidores, los habitantes de la Transeufratina, etc.


para que se investigue en los anales de tus padres, pues en esos anales hallarás y comprobarás que esta ciudad es una ciudad rebelde y funesta para los reyes y para las provincias, y que desde tiempos antiguos se han fraguado en ella sediciones. Por eso fue destruida esta ciudad.


Por orden m a se han hecho averiguaciones, y se ha descubierto que esa ciudad, desde tiempos antiguos, se ha sublevado contra los reyes, y que en ella se han producido revueltas y sediciones.


Entonces, Tatenay, gobernador de la Transeufratina, Setar Boznay y sus colegas se presentaron ante los jud os y les dijeron: '¿Quién os ha dado autorización para edificar este templo y levantar sus muros?'.


Hemos preguntado a aquellos ancianos y les hemos dicho: '¿Quién os ha dado autorización para edificar este templo y levantar sus muros?'.


Y me respondieron: 'El resto salvado, los que se han librado de la cautividad, están ahora all en la provincia llenos de aflicción y de afrenta. La muralla de Jerusalén está llena de brechas, y sus puertas están destruidas por el fuego'.


En ella hab a escrito: 'Corre el rumor entre esta gente - y Guesen lo confirma - de que tú y los jud os pensáis rebelaros, y que por eso estás reconstruyendo la muralla. Según estas noticias, tú ser as su rey.


Y dijo Amán al rey Asuero: 'Hay un pueblo disperso y diseminado entre los pueblos en todas las provincias de tu reino cuyas leyes difieren de las de todos los demás pueblos y no cumple las leyes reales. No conviene al rey dejarlos en paz.


Y las cosas llegaron a tal punto en Jerusalén y en Judá que la ira de Yahveh los arrojó de su presencia. Luego Sedec as se rebeló contra el rey de Babilonia.


Entonces se presentaron algunos caldeos y denunciaron a los jud os.


Advierte, pues, y entiende: desde que se dio la orden de reconstruir Jerusalén hasta el pr ncipe ungido habrá siete semanas, y en sesenta y dos semanas; plazas y fosos serán reconstruidos, aunque serán tiempos de angustia.


¡Jerusalén, Jerusalén: la que mata a los profetas y apedrea a los que fueron enviados a ella! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina a sus polluelos bajo sus alas! Pero vosotros no quisisteis.


Hemos descubierto que éste es un hombre pest fero y promotor de tumultos entre todos los jud os dispersos por el mundo, como cabecilla de la secta de los nazarenos.


guardaos de todo lo que resulte perverso.