Bib sou entènèt

Piblisite


Tout bib la Ansyen Testaman Nouvo Testaman




Efesios 5:29 - Biblia Castilian 2003

pues nadie jamás odió a su propia carne, sino que la alimenta y la cuida, como también Cristo a la Iglesia,

Gade chapit la
Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,

Gade chapit la

Biblia Nueva Traducción Viviente

Nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace por la iglesia.

Gade chapit la

Biblia Católica (Latinoamericana)

Y nadie aborrece su cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida. Y eso es justamente lo que Cristo hace por la Iglesia,

Gade chapit la

La Biblia Textual 3a Edicion

porque ninguno aborreció jamás su propio cuerpo, al contrario, lo sustenta y cuida,° como también el Mesías a la iglesia,

Gade chapit la

Biblia Serafín de Ausejo 1975

pues nadie jamás odió a su propia carne, sino que la alimenta y la cuida, como también Cristo a la Iglesia,

Gade chapit la

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque ninguno aborreció jamás a su propia carne, antes la sustenta y la cuida, como también el Señor a la iglesia;

Gade chapit la
Lòt tradiksyon



Efesios 5:29
13 Referans Kwoze  

El hombre exclamó: '¡Ésta s que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará varona, porque del varón ha sido tomada '.


El hombre compasivo se hace bien a s mismo, el cruel atormenta su propio cuerpo.


El necio se cruza de brazos y se devora a s mismo.


Como un pastor apacienta su reba o Él con su brazo recoge los corderos, en su regazo los lleva y conduce las madres.


El árbol del campo dará su fruto, la tierra dará sus productos y vivirán sin temor en su pa s. Sabrán que yo soy Yahveh cuando rompa las coyundas de su yugo y los libre de la mano de quienes los esclavizan.


¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que han sido enviados a ella! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne a [sus] polluelos bajo sus alas! Pero no habés querido.


Mirad las aves del cielo: no siembran ni siegan ni alacenan en graneros; sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?


insensatos, desleales, sin afecto, sin compasión.


As deben, pues, los maridos amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a s mismo se ama;


porque somos miembros de su cuerpo.


Por eso, dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y vendrán a ser los dos una sola carne.