Ésta es la lista de los descendientes de Adán. El d a en que Dios creó al hombre, a imagen de Dios lo hizo.
Efesios 4:24 - Biblia Castilian 2003 y os revistáis del hombre nuevo, que ha sido creado a imagen de Dios en justicia y santidad de la verdad. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Biblia Nueva Traducción Viviente Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo. Biblia Católica (Latinoamericana) Revístanse, pues, del hombre nuevo, el hombre según Dios que él crea en la verdadera justicia y santidad. La Biblia Textual 3a Edicion vestidos ya del nuevo hombre,° que fue creado según Dios° en la justicia y santidad de la verdad. Biblia Serafín de Ausejo 1975 y os revistáis del hombre nuevo, que ha sido creado a imagen de Dios en justicia y santidad de la verdad. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y vestíos del nuevo hombre, que es creado según Dios, en justicia y en santidad verdadera. |
Ésta es la lista de los descendientes de Adán. El d a en que Dios creó al hombre, a imagen de Dios lo hizo.
Me vest de justicia como con un vestido, ten a la equidad por manto y turbante.
¡Despierta, despierta, v stete de fuerza, Sión! V stete tus espléndidos vestidos, Jerusalén, ciudad santa, porque no volverá a entrar en ti ni el incircunciso ni el impuro.
Vistió como coraza la justicia, y el casco de salvación en su cabeza; por traje se vistió las ropas de venganza, se cubrió con el celo como con un manto.
No os amoldéis a las normas del mundo presente, sino procurad transformaros por la renovación de la mente, a fin de que logréis discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo agradable, lo perfecto.
La noche está muy avanzada, el d a se acerca. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz.
Al contrario, revest os del Se or Jesucristo y no pongáis vuestro afán en la satisfacción de los deseos de la carne.
Pues por medio del bautismo fuimos juntamente con él sepultados en su muerte, para que, as como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, as también nosotros caminemos en una vida nueva.
pero ahora, al morir a aquello que nos aprisionaba, hemos quedado desligados de esa ley, de modo que sirvamos en el nuevo régimen del Esp ritu, y no en el antiguo de la letra escrita.
Porque a los que de antemano conoció, también de antemano los destinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que éste fuera el primogénito entre muchos hermanos.
Este ser corruptible tiene que ser vestido de incorruptibilidad; y este ser mortal tiene que ser vestido de inmortalidad.
Y nosotros todos, con el rostro descubierto, reflejando como en un espejo la gloria del Se or, su imagen misma, nos vamos transfigurando con gloria creciente como por la acción del Se or, que es Esp ritu.
Y, por eso, no perdemos el ánimo sino todo lo contrario. Pues aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando d a tras d a.
De modo que, si alguno está en Cristo es una nueva criatura. Lo viejo pasó. Ha empezado lo nuevo.
Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo.
Pues lo que cuenta no es la circuncisión ni la no circuncisión, sino la nueva criatura.
Porque de él somos hechura, creados en Cristo Jesús para las obras buenas que Dios nos preparó de antemano como norma de conducta.
abolió la ley de los mandamientos formulados en ordenanzas, para crear en él, de los dos, un solo hombre nuevo, estableciendo la paz,
Revest os de la armadura de Dios, para que podáis resistir contra las asechanzas del diablo;
el cual se entregó por nosotros, para rescatarnos de toda iniquidad y para purificarnos, haciendo de nosotros un pueblo que fuera su patrimonio, dedicado a buenas obras.
Y en cambio, respecto del Hijo: Tu trono, oh Dios, subsiste para siempre; y tu cetro real es un cetro justiciero.
Buscad la paz con todos, as como la santificación, sin la cual nadie podrá ver al Se or.
Apeteced, como ni os recién nacidos, la leche pura y verdadera, para crecer as hacia la salvación,
en virtud de las cuales nos hizo donación de preciosas y magn ficas promesas, para que seáis participantes de la divina naturaleza huyendo de la corrupción existente en el mundo por causa de la concupiscencia.