Siguió el rey hasta Guilgal, acompa ado de Quinhán. Iba con el rey toda la gente de Judá y la mitad de la gente de Israel.
Eclesiastés 10:13 - Biblia Castilian 2003 El comienzo de su parloteo es insensatez; el final de lo que dice pésima locura. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 El principio de las palabras de su boca es necedad; y el fin de su charla, nocivo desvarío. Biblia Nueva Traducción Viviente Los necios basan sus pensamientos en suposiciones insensatas, por lo tanto, llegan a conclusiones locas y malvadas; Biblia Católica (Latinoamericana) Su punto de partida es un error, y la conclusión es tan peligrosa como absurda. La Biblia Textual 3a Edicion El principio de las palabras de su boca es la necedad, Y el fin de su perorata° no es más que un triste desvarío. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El comienzo de su parloteo es insensatez; el final de lo que dice pésima locura. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El principio de las palabras de su boca es necedad; y el fin de su charla es nociva locura. |
Siguió el rey hasta Guilgal, acompa ado de Quinhán. Iba con el rey toda la gente de Judá y la mitad de la gente de Israel.
Respondió él: 'Si Yahveh no te salva ¿con qué podré salvarte yo? ¿Con algo de la era o con algo del lagar?'.
Dijo luego el rey: '¡Esto me haga Dios y esto me a ada, si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, se mantiene hoy sobre sus hombros! '.
El necio multiplica las palabras. El hombre ignora lo que ha sucedido; y lo que ha de suceder después de él ¿quién se lo manifestará?
De los muchos afanes nacen los sue os, y de las muchas palabras las necedades.
He vuelto a reflexionar en mi corazón y a inquirir acerca de la sabidur a y la razón, a considerar que la maldad es locura, y la necedad insensatez.
Entonces Herodes, furioso al verse burlado por los magos, envió a que mataran a todos los ni os que hab a en Belén y en toda su comarca menores de dos a os, conforme al tiempo que cuidadosamente hab a averiguado de los magos.
El fariseo se quedó extra ado cuando vio que no se hab a lavado antes de la comida.
Pero ellos, llenos de rencor, discut an entre s qué podr an hacer contra Jesús.
Algunos fariseos les dijeron: '¿Por qué hacéis lo que no está permitido en sábado?'.
Al séptimo d a dijeron a la mujer de Sansón: 'Convence a tu marido para que nos declare el acertijo, de lo contrario prenderemos fuego a ti y a la casa de tu padre. ¿Nos habéis invitado para desvalijarnos?'.