Eclesiastés 1:2 - Biblia Castilian 2003 ¡Vanidad de vanidades!, dice Qohélet. ¡Vanidad de vanidades. Todo es vanidad! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. Biblia Nueva Traducción Viviente «Nada tiene sentido —dice el Maestro—, ¡ningún sentido en absoluto!». Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Esto no tiene sentido!, decía Qohelet,
¡esto no tiene sentido, nada a qué aferrarse! La Biblia Textual 3a Edicion Vanidad de vanidades, dice Cohélet. Vanidad de vanidades,° todo es vanidad. Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Vanidad de vanidades!, dice Qohélet. ¡Vanidad de vanidades. Todo es vanidad! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. |
Lo mismo que el vapor es el hombre, sus d as, como la sombra que declina.
¿Hasta cuándo, Se or? ¿Te ocultarás por siempre? ¿Arderá tu rencor igual que el fuego?
Aparta de tu corazón la tristeza y ten lejos de tu carne el sufrimiento, porque juventud y cabellos negros presto se pasan.
El hombre que vive largos a os disfrute de todos ellos, pero recuerde que los d as sombr os serán muchos, y que cuanto sucede es vanidad.
Luego he reflexionado sobre todas las obras que hicieron mis manos y las fatigas que en ellas hab a puesto, y veo que todo es vanidad y atrapar viento: no existe provecho bajo el sol.
Y me dije: 'Si me aguarda la misma suerte del necio, ¿de qué sirve ser sabio?'. Y he concluido que también eso es vanidad.
Detesto la vida, porque me hast a cuanto se hace bajo el sol, pues todo es vanidad y atrapar viento.
¿Quién sabe si será sabio o necio? Lo cierto es que será due o de todo mi trabajo, al que dediqué las fatigas y los desvelos de mi vida. También eso es vanidad.
pues sucede que quien trabajó con sensatez, ingenio y fortuna, debe dejar su hacienda a quien nada hizo por ella. También eso es vanidad y grave miseria.
Toda su vida es dolor; y su preocupación, tormento. Ni aun de noche reposa su corazón. También eso es vanidad.
A quien es grato a sus ojos, Dios le da sabidur a, ciencia y alegr a; mas al pecador le impone la tarea de reunir y acumular, para dejarlo luego a quien Dios quiere. También eso es vanidad y esfuerzo inútil.
Amontoné plata y oro, tesoros de reyes y provincias. Me procuré cantores y cantoras, todo placer humano y no pocas mujeres.
Porque una es la suerte del hombre y de la bestia: muere aquél como ésta muere, y uno solo es el hálito de ambos. No tiene, pues, ventaja el hombre sobre la bestia: todo es vanidad.
No ten a fin la muchedumbre a cuya cabeza él figuraba. Pero no se alegrarán lo mismo los que vengan después. También eso es vanidad y atrapar viento.
He visto que todo esfuerzo y todo triunfo en el trabajo provoca la envidia del hombre contra su prójimo. También eso es vanidad y atrapar viento.
un hombre completamente solo, sin hijos ni hermanos, y que, sin embargo, no pone fin a su trabajo ni sus ojos se hartan de riquezas. Entonces, ¿para quién trabajo yo y me privo de bienestar? También eso es vanidad y mal negocio.
Donde hay mucha riqueza hay muchos a comerla, y ¿qué consigue con ello el propietario más que el verlo con sus ojos?
Donde hay muchas palabras hay mucha vanidad; y el hombre, ¿qué gana con ello?
La creación, en efecto, está sometida a frustración, no por propia voluntad, sino a causa del que la sometió, pero con una esperanza: