Y después de todo lo que nos ha sobrevenido por nuestras malas acciones y nuestras grandes culpas - y eso que tú, oh Dios nuestro, no nos has castigado según nuestra iniquidad, y aun nos has conservado un resto como éste -,
Daniel 9:7 - Biblia Castilian 2003 A ti, Se or, la justicia; a nosotros, la vergüenza en el rostro, como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los pa ses adonde los arrojaste por las infidelidades que cometieron contra ti. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti. Biblia Nueva Traducción Viviente »Señor, tú tienes la razón; pero como ves, tenemos el rostro cubierto de vergüenza. Esto nos sucede a todos, tanto a los que están en Judá y en Jerusalén, como a todo el pueblo de Israel disperso en lugares cercanos y lejanos, adondequiera que nos has mandado por nuestra deslealtad a ti. Biblia Católica (Latinoamericana) Tú, Señor, has sido justo y nosotros sólo tenemos derecho a la vergüenza como en ese día, nosotros la gente de Judá, los habitantes de Jerusalén y todo Israel, estemos cerca o lejos en todos los países donde nos dispersaste por culpa de las infidelidades que cometimos contra ti. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Oh Adonay, tuya es la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy lleva todo judío, los moradores de Jerusalem, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti! Biblia Serafín de Ausejo 1975 A ti, Señor, la justicia; a nosotros, la vergüenza en el rostro, como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los países adonde los arrojaste por las infidelidades que cometieron contra ti. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Tuya oh Señor, es la justicia, y nuestra la confusión de rostro, como en el día de hoy sucede a todo hombre de Judá, y a los moradores de Jerusalén, y a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todas las tierras adonde los has echado a causa de su rebelión con que contra ti se rebelaron. |
Y después de todo lo que nos ha sobrevenido por nuestras malas acciones y nuestras grandes culpas - y eso que tú, oh Dios nuestro, no nos has castigado según nuestra iniquidad, y aun nos has conservado un resto como éste -,
¡Oh Yahveh, Dios de nuestros padres! Tú eres bueno, pues has hecho que quedáramos un resto de rescatados como éste que está aqu. Henos aqu ante ti con nuestras culpas, aunque no podemos mantenernos as en tu presencia'.
Tú has sido justo en todo lo que nos ha acontecido; tú has sido fiel, y nosotros inicuos.
nos has puesto de apólogo a las naciones, de meneo de cabeza a los pueblos.
Restitúyeme el gozo de tu liberación y que tu aliento generoso me sustente.
Sucederá en aquel d a: el Se or hará un segundo gesto con su mano para rescatar al resto de su pueblo: los que hayan quedado de Asiria y de Egipto, de Patrós, de Cus y de Elam, de Sinar, de Jamat y de las islas del mar.
Quedarán avergonzados y abochornados todos ellos a la vez; caminarán con ignominia los fabricantes de simulacros.
Yahveh, tú eres justo, aunque yo discuta contigo; quiero, pues, formularte una cuestión: ¿por qué el camino de los imp os es feliz, les va bien a todos los que actúan de mala fe?
En sus d as se salvará Judá, e Israel morará seguro. Éste es el nombre con que lo llamarán: 'Yahveh, nuestra justicia'.
Los haré horror y desgracia para todos los reinos de la tierra; oprobio, proverbio, escarnio y maldición en todos los lugares adonde los habré expulsado,
Acostémonos sobre nuestra vergüenza, y nuestra ignominia nos cubra; pues contra Yahveh, nuestro Dios, hemos pecado, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud hasta hoy, y no hemos escuchado la voz de Yahveh, nuestro Dios.
por todo lo malo que los hijos de Israel y los hijos de Judá han hecho para ofenderme, ellos, sus reyes, sus pr ncipes, sus sacerdotes y sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.
En aquellos d as se salvará Judá, y Jerusalén morará segura. Y éste es el nombre con que se la llamará: 'Yahveh, nuestra justicia'.
Como guardas de un campo se han puesto en cerco contra ella, pues contra m se rebeló - oráculo de Yahveh -.
¿Es a m a quien ofenden? - aráculo de Yahveh -. ¿No es más bien a s mismos, para su propia vergüenza?
para que te acuerdes y te avergüences y ni siquiera te atrevas a hablar a causa de tu confusión, cuando yo te perdone todo lo que has hecho' - oráculo del Se or Yahveh.'
Recordaréis entonces vuestra mala conducta y vuestras obras, que no eran buenas, y sentiréis hast o de vosotros mismos por vuestras iniquidades y por vuestras abominaciones.
Por eso, habrá padres que se comerán a sus hijos en medio de ti, e hijos que se comerán a sus padres; ejecutaré en ti la sentencia, esparciendo a todos los vientos todo lo que quede de ti.
El que esté lejos morirá de peste, el que esté cerca caerá a espada y el que quede y sea preservado morirá de hambre, porque voy a desahogar del todo mi furor contra ellos.
Yahveh estuvo pendiente de esta calamidad y la volcó sobre nosotros, porque Yahveh, nuestro Dios, es justo en todas las obras que hace, pero nosotros no escuchamos su voz'.
Inclina tu o do, Dios m o, y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre; pues no te presentamos nuestras súplicas confiando en nuestras buenas obras sino en tus grandes misericordias.
Yahveh, a nosotros la vergüenza en el rostro, a nuestros reyes, a nuestros pr ncipes y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti.
Mirad que yo mandaré que zarandeen entre todas las naciones a la casa de Israel, como se zarandea una criba, sin que ni una piedrecilla caiga en tierra.
¿Pero qué fruto recog ais entonces? ¡Cosas de las que ahora os avergonzáis! Pues el final de ellas es muerte.
Él es la Roca; sus obras son perfectas, y justos todos sus caminos. Es Dios de lealtad y no de iniquidad; es justo y recto.
Yahveh os dispersará entre los pueblos, y sólo quedaréis unos pocos en medio de los pueblos a los que os lleve Yahveh.