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Daniel 9:21 - Biblia Castilian 2003

todav a estaba yo diciendo mi oración, cuando Gabriel, el hombre que yo hab a contemplado en visión al principio, se acercó a mi volando, a la hora de la ofrenda de la tarde.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Mientras oraba, Gabriel, a quien había visto en la visión anterior, se me acercó con rapidez a la hora del sacrificio vespertino.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

En esto llegó volando hasta mí Gabriel, al que había visto en la visión al comienzo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

y mientras hablaba en oración, aquel varón a quien había visto en la visión al principio, Gabriel, vino a mí volando con presteza° como a la hora del sacrificio de la tarde.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

todavía estaba yo diciendo mi oración, cuando Gabriel, el hombre que yo había contemplado en visión al principio, se acercó a mi volando, a la hora de la ofrenda de la tarde.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y todavía estaba yo hablando en oración, cuando aquel varón Gabriel, al cual había visto en visión al principio, volando con presteza, me tocó como a la hora del sacrificio de la tarde.

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Lòt tradiksyon



Daniel 9:21
27 Referans Kwoze  

Pasado el mediod a, se entregaron a arrebatos proféticos, hasta la hora de ofrecer la oblación; pero no hubo voz ni escucha ni respuesta.


Llegado el tiempo de ofrecer la oblación, se acercó el profeta El as y exclamó: '¡Yahveh, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel! Que se reconozca hoy que tú eres el Dios de Israel y yo tu siervo, y que por orden tuya he realizado todas estas cosas.


Bendecid al Se or, ángeles suyos, héroes potentes que cumpl s sus ordenanzas, obedeciendo la voz de su palabra.


el que hace de los vientos mensajeros, del fuego calcinante servidores.


que ante ti se haga valer como el incienso mi plegaria, mi manos levantadas como la ofrenda de la tarde.


Ofrecerás uno por la ma ana y otro al caer de la tarde.


Por encima de Él hab a serafines de pie, con seis alas cada uno: con dos se cubr an el rostro, con otras dos se cubr an hasta los pies y con los otras dos volaban.


Tales eran sus aspectos. Sus alas estaban desplegadas por encima; cada uno ten a otras dos alas que se un an la una a la otra y otras dos les cubr an el cuerpo.


También los seres vivientes iban y ven an como el relámpago.


y estuvieran en él estos tres hombres, Noé, Daniel y Job, ellos, por su justicia, se salvar an a s mismos - oráculo del Se or Yahveh.


Entonces una mano me tocó, me obligó a sostenerme sobre las rodillas y sobre las palmas de las manos


Entonces, uno que ten a apariencia humana tocó mis labios. Abr la boca, hablé y dije al que estaba delante de m: 'Se or m o, durante la visión sent grandes dolores y he quedado exhausto.


Aquel que ten a apariencia humana me tocó de nuevo, me infundió vigor


y o una voz humana en medio del Ulay que gritaba y dec a: '¡Gabriel, expl cale a éste la visión!'.


Mientras él hablaba conmigo, ca rostro en tierra desmayado. Él me tocó y me puso de pie en el lugar donde me hallaba.


Hacia la hora nona, exclamó Jesús con voz potente: ' El, El, lemá sabactani? '. Esto es: '¡Dios m o, Dios m o!, ¿por qué me has desamparado?'.


El ángel le contestó: 'Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios; y he sido enviado para hablar contigo y anunciarte esta buena noticia.


En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado de parte de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,


Este hombre vio claramente en una visión cómo, alrededor de la hora nona del d a, un ángel de Dios entraba en su casa y le dec a: 'Cornelio'.


Al d a siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, hac a la hora sexta, subió Pedro a la terraza para orar.


En esto se presentó un ángel del Se or y una luz resplandeció en la celda. Tocó a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo: 'Levántate en seguida'. Y se le desprendieron las cadenas de las manos.


En cierta ocasión, Pedro y Juan sub an al templo para la oración de la hora nona


¿Y qué son todos los ángeles, sino esp ritus al servicio de Dios, enviados para servir a los que van a heredar la salvación?


Respecto de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles ser como vientos y a sus servidores como fuego calcinante.


Vi en la visión a los caballos y a sus jinetes, que ten an corazas de color de fuego, de jacinto y de azufre. Las cabezas de los caballos eran como cabezas de león y de sus fauces brotaba fuego, humo y azufre.