que tus ojos permanezcan abiertos d a y noche sobre este templo, sobre este lugar del que dijiste: 'All estará mi nombre', y atiende la plegaria que tu siervo te dirige en este lugar.
Daniel 9:18 - Biblia Castilian 2003 Inclina tu o do, Dios m o, y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre; pues no te presentamos nuestras súplicas confiando en nuestras buenas obras sino en tus grandes misericordias. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. Biblia Nueva Traducción Viviente »Oh Dios mío, inclínate y escúchame. Abre tus ojos y mira nuestra desesperación. Mira cómo tu ciudad —la ciudad que lleva tu nombre— está en ruinas. Esto rogamos, no porque merezcamos tu ayuda, sino debido a tu misericordia. Biblia Católica (Latinoamericana) Pon atención, oh Dios mío, escucha, abre tus ojos, mira nuestra ruina y la ciudad sobre la cual ha sido pronunciado tu Nombre. Te lo suplicamos; no esperamos nada de nuestros méritos, sino que confiamos en tu gran misericordia. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Oh Dios mío!, inclina tu oído y escucha; abre tus ojos y mira nuestras desolaciones y la ciudad sobre la que se invoca tu Nombre, porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Inclina tu oído, Dios mío, y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre; pues no te presentamos nuestras súplicas confiando en nuestras buenas obras sino en tus grandes misericordias. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestros asolamientos, y la ciudad sobre la cual es llamado tu nombre: porque no derramamos nuestros ruegos ante tu presencia confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. |
que tus ojos permanezcan abiertos d a y noche sobre este templo, sobre este lugar del que dijiste: 'All estará mi nombre', y atiende la plegaria que tu siervo te dirige en este lugar.
Inclina, oh Yahveh, tus o dos y escucha; abre, Yahveh, tus ojos y mira. Escucha las palabras que Senaquerib ha enviado para escarnio del Dios vivo.
Haz memoria, Se or, de tus misericordias y tus gracias, pues ellas son de siempre.
Dijo Yahveh: 'He visto muy bien el sufrimiento de mi pueblo en Egipto y he o do las quejas que le arrancan los capataces de obras. Conozco bien sus angustias.
Inclina, oh Yahveh, tus o dos y escucha; abre, Yahveh, tus ojos y mira. Escucha todas las palabras que Senaquerib ha enviado para escarnio del Dios vivo.
a todo el que me llame por mi nombre a los que creé para mi gloria, a los que hice y formé'.
Nadie invocaba tu nombre ni se animaba para asirse a ti; escondiste tu rostro de nosotros, nos hiciste tropezar por culpa nuestra.
Aunque nuestras culpas nos acusen, actúa, Yahveh, por amor a tu nombre. En verdad, nuestras rebeld as son muchas, hemos pecado contra ti.
¿Por qué eres como hombre azorado, como guerrero incapaz de salvarse? Tú, Yahveh, estás en medio de nosotros y sobre nosotros se invoca su nombre, ¡No nos abandones!
Aparec an tus palabras y yo las devoraba; tu palabra era mi gozo y la alegr a de mi corazón, pues sobre m se invocaba tu nombre, Yahveh, Dios Sebaot.
Porque mirad: comienzo a causar estragos por la ciudad sobre la cual se invoca mi nombre, y vosotros, ¿vais a quedar impunes? No quedaréis impunes, pues llamo a la espada contra todos los habitantes de la tierra' - oráculo de Yahveh Sebaot -.
A ver si elevan sus plegarias a Yahveh, y se convierte cada uno de su mala conducta; porque es grande la ira y el furor que Yahveh ha predicho contra este pueblo'.
Ahora escucha, por favor, rey, mi se or. Por favor, que llegue mi súplica ante ti: no me hagas volver a la casa de Jonatán, el secretario, no sea que yo muera all '.
'Di, pues, a la casa de Israel: as dice el Se or Yahveh: no lo hago por vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, que habéis profanado en las naciones adonde fuisteis.
No lo hago por vosotros - oráculo del Se or Yahveh -, que os conste. Avergonzaos y abochornaos de vuestra conducta, casa de Israel.'
A ti, Se or, la justicia; a nosotros, la vergüenza en el rostro, como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los pa ses adonde los arrojaste por las infidelidades que cometieron contra ti.
a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, a los llamados a ser santos junto con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Se or Jesucristo, Se or de ellos y nuestro: