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Daniel 7:28 - Biblia Castilian 2003

Hasta aqu el relato. Yo, Daniel, quedé asustado de mis pensamientos, palidec y lo guardé todo en mi corazón.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Aquí fue el fin de sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Aquí termina la visión. Yo, Daniel, estaba espantado por mis pensamientos y mi rostro estaba pálido de miedo, pero no le dije nada a nadie.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Aquí se acaba el relato. Esas visiones me habían aterrorizado a mí, Daniel, y mi rostro había mudado de color, pero conservaba todo eso en mi corazón.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Aquí tuvieron fin sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron mucho y palideció mi rostro, pero guardé el asunto en mi corazón.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Hasta aquí el relato. Yo, Daniel, quedé asustado de mis pensamientos, palidecí y lo guardé todo en mi corazón.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Hasta aquí fue el fin del asunto. En cuanto a mí, Daniel, mucho me turbaron mis pensamientos, y mi rostro se demudó, pero guardé el asunto en mi corazón.

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Lòt tradiksyon



Daniel 7:28
19 Referans Kwoze  

Lo contó a su padre y a sus hermanos y su padre le reprendió diciéndole: '¿Qué sue o es ése? ¿Es que yo, tu madre y tus hermanos hemos de venir a postrarnos en tierra ante ti?'.


Sus hermanos le cobraron envidia, pero su padre rumiaba aquellas palabras.


Entonces, uno que ten a apariencia humana tocó mis labios. Abr la boca, hablé y dije al que estaba delante de m: 'Se or m o, durante la visión sent grandes dolores y he quedado exhausto.


Me quedé yo solo contemplando esta gran visión; pero me fallaron las fuerzas, se me desfiguró el rostro y perd el vigor.


'Los dos reyes maquinarán en su corazón hacer da o el uno al otro y se hablarán falazmente sentados a la misma mesa; pero eso no tendrá éxito, porque aún hay un plazo hasta el tiempo prefijado.


Mas tú, vete y descansa. Al final de los d as te levantarás para recibir tu parte'.


Él respondió: 'Vete, Daniel, porque estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.


Entonces Daniel, llamado Baltasar, quedó un instante confuso, turbado en sus pensamientos. El rey tomó la palabra y dijo: 'Baltasar, que no te asuste el sue o ni su interpretación'. Baltasar respondió: 'Mi se or, sea el sue o para tus enemigos y su interpretación para tus adversarios.


eres tú, ¡oh rey!, que has crecido y te has hecho fuerte; tu grandeza se ha acrecentado y ha llegado hasta el cielo, y tu imperio hasta los confines de la tierra'.


Entonces al rey se le mudó el color del rostro, sus pensamientos le aterraron, se le relajaron las articulaciones de las caderas y sus rodillas chocaban una contra otra.


Yo, Daniel, quedé turbado en mi esp ritu por todas estas cosas y las visiones de mi mente me aterraron.


En el a o tercero del reinado de Baltasar, yo, Daniel, tuve una visión, después de aquella que ya hab a tenido.


Vino hacia m y, cuando se acercó, me sent atemorizado y ca rostro en tierra. Él me dijo: 'Debes entender, hijo de hombre; que la visión se refiere al tiempo del fin'.


Después dijo: 'Mira, voy a darte a conocer lo que sucederá al final de la cólera, porque el fin está prefijado.


Yo, Daniel, ca desfallecido y estuve enfermo varios d as. Después me levanté y despaché los asuntos del rey. La visión me hab a aturdido y no acaba de entenderla.


Toda aquella multitud, al verlo venir, quedó sorprendida y corrió en seguida a saludarlo.


Mar a, por su parte, reten a todas estas cosas repensándolas en su corazón.


Bajó con ellos y regresó a Nazaret; y viv a bajo su autoridad. Pero su madre reten a cuidadosamente todas estas cosas en su corazón.


'Grabad bien en vuestros o dos las palabras que os voy a decir: el Hijo del hombre ha de ser entregado en manos de los hombres'.