Realmente no hubo nadie que se vendiera como Ajab para hacer el mal a los ojos de Yahveh. Fue su esposa Jezabel la que lo incitó.
Daniel 4:17 - Biblia Castilian 2003 El árbol que viste, que crec a y se hac a fuerte, cuya copa llegaba hasta el cielo y se ve a desde toda la tierra, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres. Biblia Nueva Traducción Viviente Pues esto es lo que decretaron los mensajeros; es lo que ordenan los santos, para que todos sepan que el Altísimo gobierna los reinos del mundo y los entrega a cualquiera que él elija, incluso a las personas más humildes’. Biblia Católica (Latinoamericana) Viste un árbol que crecía y que se hacía tan importante que su copa tocaba los cielos y que se lo veía desde toda la tierra. La Biblia Textual 3a Edicion La sentencia es por decreto de los guardianes, y la decisión por la palabra de los Santos, para que los vivientes reconozcan que Il•laya domina sobre el reino de los hombres, que lo da a quien le place y pone sobre él al más humilde de los hombres. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, cuya copa llegaba hasta el cielo y se veía desde toda la tierra, Biblia Reina Valera Gómez (2023) La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la demanda: para que sepan los vivientes que el Altísimo señorea en el reino de los hombres, y a quien Él quiere lo da, y establece sobre él al más bajo de los hombres. |
Realmente no hubo nadie que se vendiera como Ajab para hacer el mal a los ojos de Yahveh. Fue su esposa Jezabel la que lo incitó.
El Se or tiene afirmado su trono en las alturas, su gobierno domina el universo.
Tú, Se or, nos guardarás, nos preservarás de generación tal, para siempre.
Los gentiles naufragan en la fosa que hicieron, Tet en la red que ocultaron se enma aran sus pies.
Pero te he dejado con vida, para darte a conocer mi fuerza y para que mi nombre se divulgue sobre toda la tierra.
Se gritaban el uno al otro: '¡Santo, Santo, Santo es Yahveh Sebaot; toda la tierra está llena de su gloria!'.
Yo o la voz del Se or, que dec a: '¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?'. Aqu estoy yo - respond -, env ame.
Realizaré contra ellos terribles venganzas y furiosos escarmientos; y sabrán que yo soy Yahveh, cuando ejecute en ellos mi venganza'.
Por eso traeré a las naciones más crueles para que ocupen sus casas; pondré fin al orgullo de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.
'Surgirá a continuación un hombre despreciable, carente de t tulos reales. Vendrá solapadamente y se apoderará del reino con intrigas.
Es Él quien cambia los tiempos y los momentos, quien destrona y entroniza a los reyes, quien otorga la sabidur a a los sabios y la ciencia a los inteligentes.
cuando tuve un sue o que me aterró. Las pesadillas que tuve en mi lecho, mientras dorm a, y las visiones de mi mente me conturbaron.
Proferirá palabras contra el Alt simo, hará perecer a los santos del Alt simo e intentará cambiar los tiempos y la ley. Entregarán a su poder los santos por un tiempo, dos tiempos y medio tiempo.
Sométanse todos a las autoridades constituidas. Porque no hay autoridad sino por Dios; y las que existen, por Dios han sido establecidas.
y lo plebeyo del mundo y lo despreciable, lo que no cuenta, Dios lo escogió para destruir lo que cuenta.
En la presencia de Dios y Cristo Jesús y de los ángeles, sus elegidos, te encargo solemnemente que observes estas normas, sin prejuicio, siendo en todo imparcial.
Cada uno de los cuatro seres vivientes tiene seis alas; y alrededor y por dentro están llenos de ojos. De d a y de noche claman sin descanso: 'Santo, santo, santo, Se or Dios, todo poderoso, el que era y el que es y el que ha de venir'.
Él levanta al débil del polvo, y del estercolero saca al indigente, para hacerlo sentar entre los nobles, y para asignarle un trono de honor. Porque de Yahveh son las columnas de tierra, y asentó sobre ellas el orbe.