pero no en Ca n y la suya. Esto irritó a Ca n sobremanera y ten a el semblante abatido.
Daniel 3:13 - Biblia Castilian 2003 Furioso entonces Nabucodonosor, ordenó llamar a Sidrac, Misac y Abdénago, que fueron conducidos a la presencia del rey. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que le trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Nabucodonosor se enfureció y ordenó que trajeran ante él a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Cuando los trajeron, Biblia Católica (Latinoamericana) Rojo de ira, Nabucodonosor pidió que le trajeran a Sidrac, Misac y Abdénago; trajeron a esos hombres ante el rey. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Nabucodonosor, con cólera y furor, mandó traer a Sadrac, Mesac y Abed-nego, los cuales fueron llevados de inmediato ante el rey. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Furioso entonces Nabucodonosor, ordenó llamar a Sidrac, Misac y Abdénago, que fueron conducidos a la presencia del rey. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Nabucodonosor con ira y con enojo mandó que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Y al punto fueron traídos estos varones delante del rey. |
pero no en Ca n y la suya. Esto irritó a Ca n sobremanera y ten a el semblante abatido.
Mejor es topar con una osa privada de sus cr as que con un necio en su necedad.
Pesada es la piedra y grave la arena, pero más aún la ira que provoca el necio.
El hombre violento suscita la disputa, el hombre iracundo amontona pecados.
El jefe de los eunucos les puso los nombres siguientes: Daniel se llamar a Baltasar; Anan as, Sidrac; Misael, Misac; y Azar as, Abdénago.
Ante esto, el rey se enfureció terriblemente y mandó matar a todos los sabios de Babilonia.
Entonces Nabucodonosor, enfurecido y con el semblante alterado a causa de Sidrac, Misac y Abdénago, ordenó encender el horno con un fuego siete veces mayor que el acostumbrado
también seréis llevados ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Pero vosotros mirad por vosotros mismos: os entregarán a los tribunales del sanedr n, seréis azotados en las sinagogas y tendréis que comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos.
Pero antes de todo eso, se apoderarán de vosotros y os perseguirán: os entregarán a las sinagogas y os meterán en las cárceles y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre.
Pero ellos, llenos de rencor, discut an entre s qué podr an hacer contra Jesús.
Al cabo de algunos d as, se presentó Félix con su mujer Drusila, que era jud a, hizo llamar a Pablo y lo escuchó sobre la fe en Cristo Jesús.