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Daniel 2:27 - Biblia Castilian 2003

Daniel respondió: 'El misterio que el rey desea saber no hay sabios, ni adivinos, ni magos, ni astrólogos que puedan revelárselo al rey,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Daniel respondió delante del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Daniel contestó: —No hay sabios, brujos, magos ni adivinos que puedan dar a conocer el secreto del rey;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Daniel tomó la palabra en presencia del rey y dijo: 'El misterio que el rey quiere saber, no hay sabios, adivinos, magos ni astrólogos que se lo puedan revelar,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Daniel respondió delante del rey, y dijo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Daniel respondió: 'El misterio que el rey desea saber no hay sabios, ni adivinos, ni magos, ni astrólogos que puedan revelárselo al rey,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Daniel respondió delante del rey, y dijo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden enseñar al rey.

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Lòt tradiksyon



Daniel 2:27
12 Referans Kwoze  

Respondieron: 'Hemos tenido un sue o, y no hay nadie que lo sepa interpretar'. Les dijo José: '¿No son cosa de Dios las interpretaciones? Vamos, contádmelo'.


Pero a la ma ana siguiente su esp ritu estaba inquieto y mandó llamar a todos los adivinos y a todos los sabios de Egipto. Faraón les refirió sus sue os; pero no hubo quien se los supiera interpretar al Faraón.


Se trastornará el esp ritu de Egipto en su pecho, y yo anularé sus planes. Consultarán a los dioses y agoreros, a los hechiceros y nigromantes.


yo soy quien frustra las se ales de los agoreros y a los adivinos entontece; quien hace retroceder a los sabios y convierte en necedad su saber;


¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? S, esto se te debe; porque entre todos los sabios de las gentes y en todos sus reinos nadie hay como tú.


Sobre cuantos asuntos de sabidur a e inteligencia que el rey les consultó, los encontró diez veces superiores a todos los magos y adivinos que hab a en todo su reino.


El rey mandó llamar a los magos y adivinos, a los hechiceros y a los caldeos, para que le explicaran aquel sue o. Vinieron, pues, y se presentaron ante el rey.


'Estaba contemplando en mi lecho las visiones de mi mente, cuando de pronto vi un árbol, de enorme altura, en el centro de la tierra.